¿Misericordia o sacrificio?Muestra
«Jesús vino a dar vida en abundancia»
En la actualidad conviven algunos sistemas que debilitan, inutilizan y finalmente destruyen el gozo y la efectividad que tiene la iglesia; no por mérito de ella misma, sino por don de Dios. Si observamos analíticamente la mayoría de las predicaciones de los últimos tiempos, concluiremos que están impregnadas de humanismo disfrazado de religiosidad. Los heraldos de este tipo de evangelio proclaman propuestas como: «Tienes que ser mejor», «tienes que intentar aún más, «tienes que estar más comprometido», «tienes que amar más profundamente», «tienes que ser bueno». De ahí que muchos hayan acuñado la expresión: «Ayúdate que Dios te ayudará». Es decir: «Usted tiene que hacer algo para que, entonces, Dios se mueva y responda a su iniciativa».
El problema radica en que la persona que tiene una conciencia de pecado y trata de hacer todo lo posible para ser libre y agradar a Dios, recibe un mensaje con leyes sin verdadero poder. Como portadora del evangelio, la iglesia se ha comprometido con las personas ofreciendo más expectativas de lo que realmente ha enseñado. Tampoco provee las herramientas necesarias para alcanzar esas promesas. Se ocupa en cumplir las reglas, observar las actividades y mantener el trabajo. Por lo que, el resultado obtenido es, miles de creyentes frustrados y desanimados, que no pueden hallar alivio a su tormento, terminan rechazando la iglesia y todo lo que Dios tenía para ellos.
Roy Heisson, respetado y reconocido predicador de Gran Bretaña, pronunció: «La mayoría de los mensajes son buenos avisos, pero no buenas noticias».
¡Qué contraste con el Señor Jesucristo y su calidad de vida! Todos sus actos emergieron de lo que atesoraba y guardaba en su interior. Nunca fue víctima de las circunstancias, sino que decidió vivir cada instante conforme la voluntad del Padre que así lo había predestinado. Su corazón jamás fue preso de amarguras, odios, celos, temores o envidias; ni la ansiedad gobernó su mente. No manipuló ni reprimió a nadie para obtener algo. Aquellos que caminaron con Él simplemente siguieron al Maestro.
Vino a dar vida en abundancia, a proclamar libertad a los cautivos, a sanar a los enfermos, a echar fuera demonios. Se lo conocía como amigo de pecadores, pues delante de su presencia los criminales y las prostitutas no eran condenados ni rechazados, sino amados. Vivió sin egoísmo. Su relación con el Padre era más que suficiente. Enfrentó al diablo y no fracasó, porque su confianza siempre estuvo en Aquel que lo había enviado. Jesús fue el hijo amado en quien Dios tuvo complacencia. Él se deleitaba en las cosas que su Padre le había encomendado cumplir, y las vivía con pasión y devoción.
Escrituras
Acerca de este Plan
Si observamos analíticamente la mayoría de las predicaciones de los últimos tiempos, concluiremos que están impregnadas de humanismo disfrazado de religiosidad. Los heraldos de este tipo de evangelio proclaman propuestas como: «Tienes que ser mejor», «tienes que intentar aún más, «tienes que estar más comprometido», «tienes que amar más profundamente», «tienes que ser bueno». El hijo de Dios recibe un mensaje con leyes sin verdadero poder, pero ¿es ese el mensaje que Dios tiene para sus hijos?
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Nos gustaría agradecer a Tommy Moya en convenio con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://www.transformadosencristo.com y www.elcentronetwork.com