¡Rabí, enséñanos a orar!Muestra

6- Dedicados ala Oración (Col 4:2)

¡Un muy fuerte aplauso por su esfuerzo, dedicación y ese Padre Nuestro! ¡WOW!

Y de la caminata platicaremos al rato. Por cierto, es interesante lo poco que en la Biblia se menciona “en la tierra como en el cielo”, creo que deberíamos de tomarlo más en cuenta, de 150 veces que la palabra cielo se menciona en las escrituras 85 están en Mateo.

Me parece que las personas tenemos una muy fuerte tendencia a seguir costumbres, a buscar las cosas fáciles y repetir aquello que nos funcionó, pero si no podemos orar de manera correcta un Padre Nuestro, mucho menos podríamos participar en otra multiplicación de los panes o una conversión de vino. En fin. Como que cada sesión se pone cada vez más interesante, ¿está usted de acuerdo?

Bien, el capítulo sexto será un intermedio entre los evangelios que he estado presentando de manera cronológica, es decir este es el primero de varios capítulos que se basan en una carta apostólica en lugar de un evangelio. Aquí el Apóstol Pablo nos hace una atenta invitación. La cuál me parece muy acertada luego de estudiar la guía de oración con el método adecuado para orar, y antes de saber acerca de la respuesta a nuestras oraciones.

Cuando el apóstol dirige con gran preocupación esta carta a los creyentes de Colosas ellos estaban inmersos en una mezcla de ideas con elementos tomados de la magia, la astrología y tradiciones paganas.

La vida de Jesús es claramente una vida en oración, por ello con más razón, nuestra vida tiene que estar dedicada de igual manera a la oración, pero esto no quiere decir que nos volvamos el monasterio de meditadores descalzos dedicados tiempo completo a la oración sino también a la acción. No confunda los términos.

David, el rey lo aprendió y lo practicó de una manera excepcional. ¡Qué mejor ejemplo! Por tanto, nuestra actitud debe ser siempre de servicio ofreciéndole todo a Dios por su gloria.

La oración es un gran recurso para el cristiano que está ahí siempre a su disposición, como ya lo he comentado, no sólo para usted sino para sus seres queridos, sus amistades e incluso para desconocidos por quienes el Espíritu le inspire a usted orar.

Piense usted en una de esas lluvias suaves y constantes. En mi lugar de residencia le decimos “chipichipi”. Sus gotas no solo son sutiles y pequeñas, sino que penetran con tal insistencia que permanecen. Así debe ser nuestra meditación la cual está comprendida por nuestra oración interna. Mientras más uno lo practique, mejor.

El tiempo es el gran ingrediente del éxito. Piense en ser lluvia. Déjese llevar.

Muy pronto Él le llevará a tiempo y al lugar dónde más hace falta, así como lo hace con la lluvia. Como esa lluvia que penetra en la hierba y sirve de alimento a lo que está seco al tiempo que lo refresca. De esas lluvias que mojan pero que no inundan, sino que nutren, reaniman que así tal cual sea su oración, como la Palabra en el evangelio que penetra en las almas de los que la escuchan y es asumida de manera íntima y en secreto para proporcionar un resultado divino.

El amor es sin duda el lenguaje de Dios y Jesús su mensajero. Es una muy peculiar combinación de devoción de nosotros hacia Jesús con una actitud de humildad trabajando por el bien de alguien más a través de la intercesión. Al mantener en nosotros esta combinación tan especial estaremos fortaleciendo nuestra relación de amor con Jesús y por lo tanto con Dios.

Nuestra constante devoción es la actitud que emana de nuestro corazón cuando amamos a Jesús y con ello honramos a Dios para hacer su voluntad. Es una conexión de corazón a corazón. Mantenga firmemente esta actitud de ver en todo a nuestro amado Maestro y Pastor, de manera que mantengamos permanentemente en nuestro corazón que Él es nuestro Dios y que nosotros le pertenecemos solamente a Él.

Oremos:

Ayer realizamos una caminata con el Padre Nuestro ¿Le fue posible controlar la mente, profundizar en la respiración y percibir la profundidad de cada una de los mensajes que integran esta gran guía de oración?

Hoy regresamos a la habitación. Hemos tenido un gran avance.

La entrada y salida de nuestra respiración. El amansamiento de la mente con la ayuda de la pared blanca, los mantras y ayer la caminata. Pero antes y muy importante, Oremos:

Sí, Jesús Tú que eres el único Hijo de Dios, el Ungido, en quien Él se complace, te rogamos Maestro enséñanos a orar como solo Tú lo haces a nuestro Padre, el Rey de los cielos y la tierra, en quien todo cuanto existe es apuntado por su puntual voluntad, Gracias amado Pastor por esta gran lección que transforma nuestra vida, nuestra forma de adorarles con nuestra humilde meditación, que asciende cual incienso ofrendando nuestra ínfima vida de oración, adoración, alabanza y el anhelo de servirles por el bien del reino, el gran Reino de Dios.

Muchas gracias, Maestro por traernos a Tu amada escuela de discipulado con este nuevo significado para dedicarnos a esto, meditar, orar y alabar, en nombre del Hijo del Padre con nuestra mente y corazón agradecidos para vivir en Tu amor inagotable, perfecto, agradable y suficiente.

Haz que Tu Espíritu, Su Espíritu Oh fluya y sople en nosotros el anhelo de orar más y más en Ti Jesús mío y Señor mío, en quien plenamente confió, ensénanos a meditar en Tu Padre, nuestro Padre. Amén y amén.

Meditemos:

Antes de la meditación de hoy vamos a relajar nuestras manos y nuestros pies en agradecimiento a la caminata de ayer.

Ahí en la posición que usted se encuentre, ya sea de pie o sentado ya sea en la alfombra o en una silla vamos a llevar nuestras manos hacia el frente y vamos a hacer girar nuestras muñecas diez veces hacia un lado y diez hacia el otro. No se olvide de la respiración.

Ahora vamos a hacer lo mismo con nuestros pies, diez veces hacia un lado y diez hacia el otro. ¡Perfecto!

Listos vamos a meditar con gratitud por esta nueva vida en oración y esta semana llena de cambios.

Aplicando todas estas nuevas técnicas, ya habíamos alcanzado los siete minutos así que iremos por lo diez, no se olvide de la pared blanca en caso de ser necesario, y vamos a mantralizar ya sea con el Maranatha o Padre que estás en los cielos, el que ustedes prefieran.