¡Rabí, enséñanos a orar!Muestra
¡Bienvenidos a nuestra primera clase!
Es para mí motivo de gran alegría verle aquí con este plan sobre la Meditación Cristiana. Existen varios planes acerca de la meditación, pero le aseguro que este se convertirá en uno de sus preferidos, pues el verdadero deleite está en el Señor y su Palabra se medita de día y de noche (paráfrasis del Salmo 1).
Nuestro punto de partida no puede ser otro que no sean las Escrituras, pues al igual que la Biblia, este curso se trata de Jesús, quien nos lleva al Padre.
Cada día estará basado en uno o varios versículos.
En el caso de que no esté familiarizado, todas las versiones de la Biblia en YouVersion cuentan con un índice y una serie de números en el texto, los cuales se refieren al orden y sirven para llevarnos a un punto muy específico de la Palabra; luego entonces tenemos el nombre del libro, el capítulo y el versículo. Veamos un ejemplo: Los libros están abreviados por letras que le representan, de forma que Juan es Jn, Salmos es Sal y Génesis es Gn. Le siguen un par de números que son el capítulo y el versículo separados por dos: puntos.
¡Excelente!
No importa la versión de la Biblia que usted tenga, sin embargo, algunas palabras clave podrían cambiar, pero el contexto seguirá siendo el mismo. Esa es la razón por la que cada una de las clases estarán exentas del texto como tal (a menos que sea especificado por algún motivo especial), para que usted lo pueda escribir en las líneas tal y como lo acaba de hacer.
Por cierto, "Mi Persona" (Yo) está leyendo la Nueva Traducción Viviente cuyas siglas son NTV.
El haber tenido la oportunidad de estar lado a lado con Jesús durante esos tres años de ministerio debió de ser una experiencia formidable.
Ellos pudieron estar y ver mejor que nadie que el Maestro oraba mañana, tarde y noche.
Lo aprendieron de la mejor manera, primero por imitación y más tarde por instrucción.
Si colocamos los evangelios de manera cronológica, podríamos ver que esto sucede un año antes del increíble Sermón del Monte, la primera gran clase pública del Maestro en el monte To oros, ubicado a las afueras de Cafarnaúm. No obstante, ellos no pudieron comprenderlo del todo pues no contaban todavía con el gran obsequio del Espíritu Santo, como nosotros.
La idea de este plan se inspira en el momento que ellos le encontraron (como de costumbre) orando.
Ellos ya sabían que la oración era el gran secreto de su extraordinaria vida y uno de ellos se le acercó con la gran solicitud: "Maestro enséñanos a orar”. La respuesta es contundente “deberían de orar de la siguiente manera” e inmediatamente después les pone una muestra, pero no es literal, es una guía. Aquí Jesús nos está dando una guía y como seguramente puede ver en los versículos (2-4) es muy distinta al Padre Nuestro que todos conocemos (Mt 6:5-15). Tengan cuidado mis amados, no permitan que sus emociones les provoque un colapso de paradigmas. Estamos ante Jesús, son letras rojas, el gran Maestro, aquí se localiza el punto central de nuestra fe como cristianos, en su debido significado, como seguidor, alumno y por lo tanto discípulo de Cristo. No hay nadie como Él y nadie sabe orar mejor que Él. Estamos ante la puerta de lo más precioso y lo más atractivo que es la madurez de nuestra fe como creyentes.
Usted está aquí ante la puerta de la escuela de oración para los discípulos de Jesús.
Todos deberíamos de aprender a orar, pues no existe un sólo corazón que no tenga hambre espiritual, pero sólo hay una manera de satisfacerlo y es viviendo una correcta relación con el Padre. Es algo que no tiene comparación.
Y esa relación se alcanza mediante la oración íntima de la meditación cristiana. Es una combinación perfecta, estudiaremos la Palabra, haremos oración y seguiremos una meditación guiada, encontrará que esta combinación le cambia la vida. Sin embargo, no hay como estar en su presencia. Los discípulos ya llevaban un año orando con Jesús, pero no contaban con el Espíritu Santo, por eso no entendieron el Sermón del Monte.
Nosotros en cambio lo tenemos todo, las promesas del Antiguo Testamento, es decir la justificación, el poder infinito de la Gracia y el Espíritu Santo.
¿No es razón suficiente para meditarlo el día de hoy?
Oremos:
Gracias, amado Padre, creador de lo visible y lo invisible.
Sólo Tú puedes estar en Tu gran trono en el cielo y al mismo tiempo aquí abajo con todos nosotros.
Oh, Padre Nuestro, Tú que nos propiciaste la vida y que aprecias la oración ferviente y sincera, gracias por enseñarnos hoy a vivir para orar correctamente.
Nada se compara a estar en Tu gloriosa presencia. Bendice esta escuela de oración y a todas las personas que lean este humilde plan que ha sido escrito en Tu nombre y para Tu gloria.
Bendícenos y acógenos entre Tus manos, guíanos en el camino de la verdad, de Tu luz y mediante Tu palabra. Mándanos a Tu Espíritu Santo el espíritu de la oración para que fluya en cada uno de nosotros frene, detenga todo pensamiento que surja para distraernos de todo esto y que en todo esto sólo existas Tú y nosotros aquí arrodillados, en paz y en silencio ante Ti.
Por Tu muy amado Hijo y Maestro nuestro gran Pastor Jesús. Amén y amén.
Meditemos:
¿Cómo se imagina a alguien meditando?
Si recordamos la película del Rey León podemos ver a Rafiki el mono sabio, en posición de loto, con sus manos en las rodillas y los dedos pulgares e índice unidos, con los ojos cerrados y diciendo “corrección, conozco a tu padre”. ¿Es esta la posición correcta? ¿Es necesario hacerlo así?
Mi respuesta es NO.
No todos tenemos la misma flexibilidad y lograr esa famosa posición lleva mucha práctica.
Meditar es conectar y no implica una posición determinada.
En mi experiencia, debemos procurar una posición que para nosotros sea cómoda, de lo contrario nos será muy complicado concentrarnos. La posición debe de ser firme, de tal forma que sus músculos estén relajados y mantenerse en esa misma posición durante toda la sesión. La espalda debe de estar siempre recta, de tal manera que nuestro pecho esté relajado para llevar a cabo la respiración; la cabeza debe estar erguida, para que el cuello y la espalda no sientan el peso de la cabeza y la cara relajada, sin fruncir el ceño o apretar la boca.
Como comentaba con anterioridad, vayamos paso a paso y sin correr.
Poco a poco iremos practicando diferentes posturas hasta que usted encuentre la que mejor le funcione. Mi primera recomendación será más bien fijar un horario, el que usted prefiera. Mañana, tarde o noche, pero que siempre sea el mismo para formarnos el hábito.
Nuestro primer objetivo será la respiración, que es exactamente lo que el médico nos pide cuando vamos a su consultorio, ¿lo recuerda? Inhalar por la nariz y exhalar por la boca. Así de simple.
Que nuestra meta inicial sea de unos 5 minutos. Recuerde, Que sea en privado (Mt 6: 6). Que sea en secreto. Que su oración sea sencilla (v.9) Mi segunda recomendación es que sea en silencio, a solas, sin teléfono o ningún otro aparato que le distraiga. Tan sólo inhale por la nariz y exhale por la boca.
Esto normalmente le lleva unos 10 segundos, ¿vale? Luego entonces serán 6 en 1 minuto. De esa manera puede medir el tiempo, pero la idea es que no se distraiga con nada y eso significa nada.
Sólo usted y Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
Hoy en día, la ansiedad, las preocupaciones y el estrés están a la orden del día. Es muy importante integrar a nuestra vida el hábito de meditar, por lo menos unos cuantos minutos al día para encontrar el equilibrio y conectarnos con nuestra paz interior. "¡Rabí, enséñanos a orar!" es un plan que le llevará a un viaje devocional bíblico a través de la Palabra para conectarle con Dios.
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Nos gustaría agradecer a Fernando Pose por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://ohxdios.tumblr.com/