Cara a Cara Con Jesús - Una Meditación Para La CuaresmaMuestra

Dios llamó a Ezequiel para que fuera un centinela sobre Israel, uno que viera las cosas que van a suceder y lo transmitiera fielmente al pueblo. El trabajo era duro porque hablar con tu propio pueblo es intimidante y cuando son desobedientes e idólatras eso empeora las cosas. Sin embargo, Ezequiel fue muy firme a la hora de comunicar tanto las buenas como las malas noticias al pueblo de Dios.

Un tema recurrente en este libro es la gloria de Dios. Cuando Israel fue tomado cautivo por tierras enemigas, la gloria de Israel como país desapareció, o eso creían ellos. Sin embargo, Dios revela a través de sus profetas que Él es la gloria de Israel. Incluso en las épocas más duras del exilio, sufrimiento y pérdida, Dios estaba con ellos. Nunca se había ido. Dios se llenó de dolor cuando su pueblo se apartó de Él y los disciplinó por su gran amor. La gloria de Dios sigue llenando la tierra y, para los que le aman y le siguen, su gloria descansa en nosotros. Incluso en las épocas más oscuras de nuestra alma, su gloria permanecerá intacta en nuestras vidas, si nos mantenemos atentos y comprometidos a amarle.

Hazte las siguientes preguntas:

¿Soy capaz de ver y disfrutar de la Gloria de Dios en la naturaleza y a mi alrededor?

¿Dónde ha sido evidente la gloria de Dios en mi vida este año?