Cara a Cara Con Jesús - Una Meditación Para La CuaresmaMuestra

Jesús y su primo lejano Juan son contemporáneos en el ministerio y, sin embargo, uno de ellos tiene el ministerio más importante de los dos. Juan reconoció que Jesús era del cielo y que hablaba las palabras del Padre Celestial. Juan era de la tierra y cumplió la misión que se le había encomendado, que era ser precursor de Jesús y preparar los corazones de la gente para recibirle. Su ministerio consistía en bautizar a personas arrepentidas y deseosas de experimentar el reino de Dios.

Aunque el bautismo es muy importante para todo seguidor de Cristo (si Jesús eligió ser bautizado, no podemos optar por no hacerlo), lo que es aún más importante es vivir una vida que dé frutos de arrepentimiento y renovación. El arrepentimiento debe ser continuo mientras vivamos, porque nunca seremos perfectos. En Jesús podemos encontrarnos perdonados y restaurados para seguir adelante gracias a su poder. La renovación es algo de todos los días en donde volvemos a comprometer nuestras vidas con Dios para que Él nos limpie, llene y las use como crea conveniente.

En la medida que nos comprometamos con el arrepentimiento y la renovación, vamos a encontrar de formar gradual nuestro papel en el reino de Dios y podremos vivir la vida en todo su potencial.

Hazte las siguientes preguntas:

¿Hay algo de lo que deba arrepentirme?

¿Qué me impide entregarme por completo al proceso de renovación?