Conforme al Corazón de DiosMuestra
Un corazón misericordioso
Mientras Jesús vivió en la tierra demostró tener un corazón que le agradaba al Padre. De hecho, tres de los cuatro evangelios registran dos oportunidades en las cuales Dios afirmó que Él era su Hijo amado y que le traía gran gozo (Mateo 3:17, 17:5; Marcos 1:11, 9:7; Lucas 3:22, 9:35). Pero ¿por qué el Señor estaba tan contento con Jesús? Las razones son varias. Para empezar, Él demostró una sumisión y obediencia completa a Dios. También fue notorio su amor y compasión por la gente. En realidad, Cristo hacía el bien a todos los que estaban en necesidad:
(Mateo 4:23 RV60)
Sí, Jesús desarrolló a plenitud su ministerio. Él mismo lo anunció:
(Lucas 4:16-20 RV60)
Al Maestro no sólo le preocupaba la salvación de su pueblo. Él pensaba en sus necesidades físicas:
(Mateo 15:32-38 RV60)
En resumen, Jesús atendió el cuerpo, el alma y el espíritu de quienes lo buscaban.
Pero la misericordia de Jesús fue aún más notoria con aquellos que formaban parte de su círculo íntimo, como Lázaro, Martha y María, sus amigos. ¿Qué pasó? Cuando Jesús se encontraba de viaje, Lázaro enfermó y murió. En realidad, aunque el Maestro conocía lo que sucedía, no se apresuró a retornar porque Él sabía que la enfermedad no acabaría en muerte, sino que sucedió para la gloria de Dios (Juan 11:4 NTV).
TALLER DE VIDA
1. Igual que Cristo, ¿procuras hacer el bien a todos los que están en necesidad? ¿Cómo lo hiciste esta última semana?
2. ¿Cómo hoy puedes atender el cuerpo, el alma y el espíritu de quienes están sufriendo?
3. Jesús se conmovió al ver a María y a los judíos llorando. ¿Sabías que Dios sí ha visto tu dolor y tus lágrimas? Lee y memoriza Salmos 56:8 NTV.
4. Como Jesús, ¿te conmueves al ver el dolor ajeno? ¿Qué haces para ayudarlos?
ORACIÓN
• Para que en todo momento recordemos que tenemos un “Dios misericordioso y clemente, Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Salmo 86:15 RV60).
LA ESCLAVA QUE SE COMPADECIÓ DE SU AMO
Naamán era un general del ejército sirio muy apreciado por su rey porque había logrado importantes victorias para él. Por desgracia, a pesar de ser un poderoso guerrero estaba enfermo con lepra. Esta enfermedad infecciosa, en ese tiempo, era mortal porque no tenía cura y terminaba aislando por completo al enfermo.
La esposa de Naamán tenía una criada. La muchacha había sido llevada cautiva de la tierra de Israel por los saqueadores sirios. Ella, probablemente, nunca más vería a su familia. Estaba destinada a ser una sierva. En esas circunstancias, con seguridad, no veía un futuro promisorio. Sin embargo, no se llenó de resentimiento contra el pueblo que le robó su libertad. Tampoco albergó sentimientos negativos hacia sus amos. Al contrario, al ver el sufrimiento de ellos, sintió compasión y pensó cómo podía ayudarlos. Entonces, “…le dijo a su señora: «Si mi amo tan solo fuera a ver al profeta de Samaria; él lo sanaría de su lepra» (2 Reyes 5:3 NTV).
Sin pérdida de tiempo Naamán viajó a Israel y después de vencer su orgullo y obedecer la orden del profeta Eliseo de bañarse siete veces en las aguas del Jordán, su piel fue restaurada como la de un niño (v. 4-14). En ese momento él reconoció que no había Dios en todo el mundo, excepto en Israel. Así mismo le prometió al profeta que sólo presentaría ofrendas quemadas y sacrificios al Señor (v. 15-17).
La sensibilidad frente al dolor ajeno y la fe de la joven hebrea hicieron posible el milagro: El cuerpo de Naamán se sanó y él conoció al Dios verdadero.
UN INTERCESOR COMPASIVO
Abraham es conocido como el patriarca de Israel (Hebreos 7:4), el padre de la fe (Romanos 4:11-12), el amigo de Dios (Santiago 2:23). Sin embargo, él además fue un intercesor muy valiente. Resulta que el Señor se le apareció a la hora más calurosa del día. Esta vez eran tres varones que lo visitaron.
Como Abraham era un hombre muy atento, los atendió con diligencia y generosidad. Cuando ya se marchaban, él los acompañó un tramo. Y el Señor le dijo:
(Génesis 18:20-28 NTV)
El patriarca no se conformó y siguió insistiendo. Le preguntó a Dios qué pasaría si solo hallaba cuarenta justos. Obtuvo la misma respuesta. Luego continuó preguntando por treinta, veinte y diez justos. Y siempre el Señor le confirmó que la ciudad se salvaría.
Al hablar con Dios Abraham fue osado y persistente, porque su corazón compasivo quería evitar la muerte de la gente de Sodoma. Al final, el Señor salvó al sobrino de Abraham y a su familia:
“Enseguida el Señor hizo llover de los cielos fuego y azufre ardiente sobre Sodoma y Gomorra. Pero Dios había escuchado la petición de Abraham y salvó la vida de Lot, a quien sacó del desastre que se tragó a las ciudades de la llanura” (Génesis 19:24 y 29 NTV).
TALLER DE VIDA
1. La joven hebrea tenía muchas razones para estar resentida y amargada. Y tú ¿dejaste que las circunstancias adversas de la vida te causaran enojo, frustración, odio…?
2. Cuando vez a algunas personas sufriendo, ¿sientes compasión? ¿Buscas cómo apoyarlos?
3. El milagro que Naamán recibió lo llevó a reconocer a Jehová como el único Dios y a ofrecerle sacrificios. ¿Alabas a Dios por las bendiciones que recibes cada día?
4. Como Abraham, ¿intercedes por los pecadores? ¿Clamas por su salvación?
ORACIÓN
• Para que los cristianos seamos compasivos con los perdidos, como el Padre es misericordioso con nosotros.
Escrituras
Acerca de este Plan
Cada persona que se encuentra cara a cara con el Señor debe permitir que el Espíritu Santo eduque su corazón hasta llegar a tener un corazón conforme a Dios. Hazte cargo de tu corazón. ¡Cúidalo! Recuerda, los hábitos crean la condición de tu corazón. “CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS” es un recurso espiritual valioso para cultivar UN CORAZÓN MUY CENTRADO EN EL SEÑOR.
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Nos gustaría agradecer a DISCIPULADORES21 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.intimidad-con-dios.com/