Un Dios en Primer LugarMuestra
SIEMPRE DIOS EN PRIMER LUGAR
Iba Jesús a seguir su camino cuando un hombre llegó corriendo hasta él y, de rodillas, le preguntó: Buen Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? (Mc. 10:17).
Poco es lo que sabemos del evangelista llamado Marcos, pero es mucho y muy importante lo que nos cuenta en su evangelio. Ya en sus primeras palabras, Marcos nos anuncia la buena noticia de que Jesús es «el Mesías, el Hijo de Dios» (1:1; véase introducción a Mateo), y en seguida presenta a Juan el Bautista como el que habría de prepararle el camino (1:2-3). En el resto de su evangelio, Marcos deja ver cierta urgencia por anunciar a todo el mundo quién realmente es Jesús. Para Marcos, la vida y la muerte de Jesús son la prueba de que él vino«para servir a los demás» y «para liberar a la gente que es esclava del pecado», aun cuando hacerlo así le costara la vida (cf. Mc. 10:45).
En Marcos 10 encontramos un relato de la vida de Jesús que es paralelo con los evangelios sinópticos y que usaremos para explicar por qué es importante entender que servir a Dios y ponerlo en el primer lugar de nuestras vidas es mucho más que un simple formalismo religioso, tal y como ocurría en la época del ministerio terrenal de Cristo.
La narrativa nos señala que muchos jóvenes que se han dado a la tarea de servir a Dios, pero no se sienten seguros de su salvación o si lo que hacen es realmente necesario para ser salvos. Probablemente la realidad sea que su vida de adoración sólo está limitada a lo que ocurre en ciertos ambientes o que al adorar lo estén haciendo para ser visto por los hombres y no por Dios.
En el texto se describe a Jesús en disposición a partir a un nuevo lugar cuando de pronto un joven conocedor de las escrituras llega se arrodilla y pregunta: “¿Qué bien haré para heredar la vida eterna?” (Mr.10:17). La intención de la pregunta señala que el joven reconocía algo diferente en la vida de Jesús y por lo tanto el joven quería eso, pero no al dador de la vida.
Con frecuencia nos sucede que entendemos necesitar las bendiciones o el cumplimiento de las promesas divinas, pero no darle nada de lo que somos a Dios.
De la historia del joven rico y la respuesta de Jesús “¿los mandamientos conoces?” aprendemos varias lecciones importantes:
Dios debe estar en primer lugar en todo. El salmo 1 señala que, aunque estamos expuestos al pecado, y a hombres malos, nuestro deleite debe ser la ley de Jehová. Jesús declara: “si me aman guarden mis mandamientos” (Juan 14:15). Los mandamientos citados por Jesús al joven rico ponen de manifiesto que nuestras relaciones afectivas deben dar evidencia de quién vive en nuestros corazones.
El orgullo y arrogancia nos alejan de Dios. El joven tenía entusiasmo por recibir la aprobación de Dios, pero tristemente no quería que Dios dirigiera su vida. Somos arrogantes cuando creemos que nuestra capacidad inusual nos distingue moralmente de lo común, cuando en realidad nuestra vida será diferente cuando nos sometemos a Dios.
No vengas a Jesús con orgullo; tus logros no pueden ganar tu salvación. La buena noticia que necesitamos es que sólo Jesús nos salva. La arrogancia nos ciega a esa necesidad. En lugar de tratar de asegurar la vida eterna y la paz mediante logros personales, acércate a Jesús. Él te ofrece la libertad de tratar de ganar la salvación y te libera del orgullo moral. Seguir a Jesús requiere una relación basada en el amor a Dios y el amor al prójimo.
La historia del joven rico nos enseña que nuestra prioridad debe ser Cristo. Un hombre no se salva regalando sus posesiones. Se convierte en cristiano cuando está dispuesto a renunciar a cualquier cosa que se interponga entre él y Cristo. Nada en la vida debe tener mayor relevancia en nuestra vida que Dios y lo que Él nos ofrece y al mismo tiempo demanda de nosotros.
Reflexiona: hay un lugar especial para Dios en tu vida. Él debe ser primero en todo y no hay nada tan valioso en el mundo que pueda entristecer tu vida al punto de hacer que le des la espalda a Dios.
- David Rosario es pastor en Bonao, República Dominicana.
Escrituras
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