Inmune Al Temor – Semana 3Muestra

¡Usted tiene la fuerza superior!

El hombre que vive en temor es aliado del diablo, le guste o no. Los temerosos ayudan a Satanás a llevar a cabo sus planes en la tierra. El temor es una infección, una enfermedad del alma. Desgraciadamente, se puede propagar entre los cristianos. Estoy seguro de que la razón por la que Dios le prohibió hablar al pueblo de Israel mientras marchaban alrededor de los muros de Jericó era que habrían propagado entre ellos la duda y el miedo.

“Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis” (Josué 6:10).

El diablo no teme al hombre que teme. Sabe que esa persona es inofensiva; sin embargo, Satanás se estremece cuando no tememos. Cuando Nehemías estaba restaurando Jerusalén, le animaron a esconderse de sus enemigos. Me encanta su respuesta: “¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré” (Nehemías 6:11). ¿Debería acaso el pueblo de Dios, hijos e hijas comprados con sangre, ceder ante las calumnias y las amenazas? Al pueblo de Dios no le ha sido dado un “espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

Lejos de temer, ¡debemos regocijarnos! “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19).

Los cristianos no son la presa sino los depredadores; ¡no son las víctimas sino los atacantes! No somos nosotros los que estamos rodeados y no estamos entre la espada y la pared. ¡Nada más lejos de la realidad! Somos las tropas de élite de Dios, ¡enviadas a liberar a los cautivos del infierno! ¡Somos las fuerzas invasoras del Señor!

Jesús nos dijo repetidamente: “¡No teman!”. Sin embargo, eso no fue lo único que dijo. Él era el mejor psicólogo. Observemos cuando dijo: “No temas; cree solamente” (Lucas 8:50). Siempre fue más que un simple: “Oiga, ¡anímese!”, “No tenga miedo” o “Sea valiente”. Eso por sí solo sería un consejo inútil. El temor es una fuerza, ¡y debe ser derrotado por una fuerza superior! El temor es la fuerza negativa, y su símbolo es negativo. Alguien me dijo una vez: “El temor es el cuarto oscuro en el que las personas revelan sus carretes de negativos”. Una fuerza negativa solo puede ser cancelada por una fuerza positiva, ¡y esa fuerza positiva es la fe en Jesús! Hoy Jesús le dice: “No temas; cree solamente”.

Lo opuesto al temor no es la valentía, ¡sino la fe! “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4). Debemos darnos cuenta de que no somos solo quienes superan el temor; ¡somos quienes le dan la vuelta a las estrategias del enemigo y hacen huir despavoridas a las fuerzas del infierno! Cuando nos movemos y actuamos en fe y basados a la Palabra de Dios, ¡sembramos el terror y el caos en el campamento del enemigo!