Inmune Al Temor – Semana 3Muestra
¡Usted es inmune a la maldición!
Al diablo le encanta el miedo. Lo cierto es que no puede hacer daños reales, así que nos mete miedo haciéndonos creer que sí puede. El diablo es un timador. Por mucho que intente detener al pueblo de Dios con sus malvadas estrategias, ¡siempre será un fracasado porque nosotros estamos cubiertos con la sangre del Cordero para siempre!
La historia del plan de Balac para maldecir a Israel en Números 22-24 nos muestra un ejemplo de esto. Hasta este punto, Israel había permanecido invicto en el campo de batalla. Balac, el rey de Moab, estaba decidido a cambiar la racha de victorias de Israel porque quería eliminar al pueblo de Dios de la tierra, así que recurrió a otros métodos para atacarlos. Le ofreció al profeta Balaam una suma de dinero para que maldijera a Israel. Desgraciadamente, Balaam estuvo dispuesto a hacerlo porque amaba el dinero. Él sabía que el Señor no quería maldecir a Israel pero lo pidió igualmente, por si acaso. Buscó al Señor, con la esperanza puesta en que Dios le daría alguna profecía en esa línea.
Balac y Balaam subieron a la cumbre rocosa de “los lugares altos de Baal” y construyeron siete altares. Allí ofrecieron siete toros y siete carneros como sacrificio, esperando que alguna fuerza oculta de la oscuridad les hiciera caso y estorbara el progreso del pueblo de Dios. Sin embargo, ¡Dios no maldice a Su propio pueblo! Aun así, Balac y Balaam persistieron, intentándolo de todas las maneras posibles, pero se dieron cuenta de que sus intentos eran inútiles. Vieron las tiendas de Israel a los pies de la montaña. En el medio del campamento estaba el tabernáculo, y la nube de la presencia de Dios que era Su sello inconfundible no se movía de ahí. “He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel” (Salmos 121:4). Era temprano en la mañana, e Israel estaba descansando, segura bajo las alas abiertas de Jehová, que eran invisibles ante los ojos de los enemigos de Israel.
Balaam se vio forzado a declarar verdades y proclamar una bendición sobre Israel. Nos mostró que el pueblo de Dios no está para ser maldecido. Somos inmunes. Somos redimidos igual que Israel, y lo que era cierto acerca del pueblo redimido de Dios entonces, ¡es cierto hoy también! El temor escucha el clamor del enemigo, pero la fe escucha el clamor del Rey de Reyes. “Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios!” (Números 23:23).
A propósito, este versículo me recuerda las muchas veces que los curanderos han intentado maldecir nuestras campañas evangelísticas. Muchas veces, la proclamación de un simple pero ungido “¡Aleluya!” desde la plataforma ha roto el yugo de la opresión y ha desatado el caos entre los curanderos, ¡que se asfixiaban y tosían intentando respirar! Sus intentos de maldecirnos e invocar demonios han sido interrumpidos por la poderosa protección de Dios. Verdaderamente, “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen” (Salmos 34:7).
Cuando los rugidos del viento de la muerte se escucharon por todo Egipto en la Pascua, ninguno de los hogares israelitas experimentó su frío aliento. Cuando el Señor pasó por todo Egipto, golpeando a todos los primogénitos de la tierra, pasó de largo por todas las casas donde vio la sangre del cordero.
“Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Éxodo 12:12-13).
Todos los hijos de Dios hoy están marcados y cubiertos por la sangre de Jesús. Cada uno de nosotros está fuera del alcance de las fuerzas del infierno, de brujas, hechizos, demonios, o todos los secuaces del diablo. Los principados y poderes en los lugares celestiales no pueden tocarnos mientras descansamos bajo la bandera de la preciosa sangre de nuestro Salvador; nuestro Cordero de la Pascua. Su protección que nos rodea es impenetrable e invulnerable. Salmos 121:5-8 describe la bandera de protección del Señor sobre nosotros: “Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre”.
Escrituras
Acerca de este Plan
A menudo damos por hecho el tener salud; ¡hasta que algo la amenaza! Desgraciadamente, muchas personas están pasando por una enfermedad o experimentando algún tipo de dolencia, pero eso nunca fue idea de Dios. El evangelio de Jesucristo es el plan nacional de salud para todas las naciones de la tierra, y la Biblia es el manual de consulta.
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Nos gustaría agradecer a CfaN Christ For All Nations por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: http://www.cfanlatino.org/