En el principio: Un estudio en Génesis 37-50Muestra
¿Cuáles son las 5 señales del Espíritu Santo en una persona?
El impío Faraón vio claramente el Espíritu de Dios obrando en José y, en cierto sentido, tomó prestada su fe al obedecer los mandatos de Dios. Reconociendo que José tenía discernimiento y era sabio por el poder de Dios, nombró a José a una posición de alto rango sobre Egipto, sólo superada por su trono. De este modo, José gobierna el reino del faraón como su representante, de la misma manera que Dios designó a Adán para gobernar la creación en el primer capítulo del Génesis.
En este momento de su vida, José tenía 30 años y había pasado de ser un pastor nómada despreciado por sus hermanos a ser un gobernante en Egipto. Tenía el Espíritu de Dios en su corazón, que le permitía hacer lo milagroso, y el anillo del rey en su dedo, que le permitía dirigir los asuntos de estado de esa gran nación con la autoridad del faraón. Dios también bendijo a José con una esposa e hijos según las promesas del pacto de Dios.
Después de 13 años de sufrimiento en Egipto, por la mañana era un prisionero con cadena perpetua y, por la tarde, recibió un ascenso real. José recibe una tarjeta corporativa, un traje de diseñador, un reloj de oro, un auto elegante y una esposa modelo de pasarela. Es el primer registro de una persona que pasa de la extrema pobreza a la riqueza en toda la historia.
Además, vemos cómo José responde a la nueva identidad que el faraón intenta darle. El faraón le da un nombre egipcio y una esposa egipcia, pero José no asume esta identidad. Tuvo dos hijos con su mujer, pero les puso nombres hebreos. Desde el momento en que fue acusado falsamente de violación hasta ahora (cuando se le ha otorgado una identidad falsa), José no olvida quién es él y quién es Dios. La gran idea es que el mundo intentará definirnos, pero debemos estar atentos para aceptar únicamente la identidad que tenemos en relación con Dios, sin importar lo que el mundo diga de nosotros.
Al igual que su bisabuelo Abraham, José obedeció al Señor con fe. Almacenó grandes cantidades de alimentos durante los siete años de abundancia que Dios había prometido que vendrían. Y, en los siete años siguientes de severa hambruna, el rey Faraón confió a José la distribución de alimentos a las numerosas naciones que acudían a él con gran necesidad, en cumplimiento parcial de la promesa del pacto de Dios de bendecir a las naciones a través de su pueblo (Génesis 41:57).
La nueva responsabilidad de José es similar a la forma en que sirvió a Potifar, sólo que a escala nacional. Una y otra vez ha demostrado ser un excelente administrador de los recursos que se le dan. Porque fue fiel en lo poco, incluso en la cárcel, Dios lo ha bendecido ahora con mucho. El Faraón podría haber pensado que era su reino el que le entregaba a José, pero José sabe que todo empieza y termina con el Señor. Debemos pensar de la misma manera; todos nuestros recursos vienen del Señor, y necesitamos preguntarle a Dios qué quiere que hagamos con el dinero, el tiempo y los talentos con los que nos ha bendecido. Además, podemos observar la vida de José y ver para qué lo estaba preparando Dios. Las habilidades administrativas que adquirió mientras trabajaba para Potifar fueron llevadas a su nuevo trabajo en el gabinete del Faraón. Incluso si pensamos que nuestro trabajo actual no se ajusta a nuestro potencial, como José, debemos confiar en la soberanía de Dios sobre nuestra vida y creer que hay algo que Dios está haciendo en nosotros y a través de nosotros en cada etapa de nuestra vida.
En Génesis 41:53, han pasado siete años más y la hambruna en la tierra ha comenzado, pero, debido a la interpretación del sueño por parte de José y a su astuta planificación, Egipto tiene mucha comida para repartir. Mientras tanto, en la tierra natal de José, Jacob se entera de este excedente y envía a sus hijos a comprar grano para no morir de hambre. Sin embargo, no había aprendido de sus errores con José, ya que sigue mostrando favoritismo entre sus hijos al pedir a Benjamín–el otro hijo de Raquel–que se quede atrás por su seguridad, decidido a no perder al actual hijo favorito como había perdido a José.
En un giro dramático de la trama, los hermanos de José se presentan ante él y se inclinan pidiendo comprar grano, tal como lo habían hecho en su sueño por el que lo vendieron como esclavo en Egipto. Y, aunque José reconoció a sus hermanos, ellos no lo reconocieron a él, quizás porque había envejecido y también porque ahora parecía, actuaba y sonaba como un egipcio. Inteligentemente, José habló a sus hermanos a través de un intérprete, aunque podía hablar tanto egipcio como hebreo. Por lo tanto, sin pensar que José podría entenderlos, sus hermanos hablaron abiertamente en hebreo en presencia de José sobre su remordimiento por haberlo vendido como esclavo.
Deseando volver a verlos, y con la esperanza de descubrir si su amado padre Jacob seguía vivo, José ideó un plan para mantener a un hermano, Simeón, bajo custodia hasta que volvieran con su hermano menor, Benjamín, que era el único hermano de sangre de José nacido de Jacob y Raquel.
Al regresar a casa, los muchachos informaron a Jacob de su situación y de la necesidad de llevarse a Benjamín, lo que preocupó mucho a Jacob. Pero Judá, que aparentemente había crecido en fe y piedad a lo largo de los años como lo había hecho su padre Jacob antes que él, dio un paso al frente y asumió la responsabilidad de que Benjamín regresara sano y salvo.
Jacob/Israel pidió entonces a Dios que protegiera a sus hijos y los envió a Egipto con la fe de que Dios los protegería, pero con temor por su destino. Al regresar a Egipto, José invitó a sus hermanos, incluido Benjamín, a una comida durante la cual se enteró de que su padre seguía vivo, lo que le hizo llorar de alegría. Aunque José no comió con sus hermanos, sí les proporcionó un banquete, con porciones para Benjamín que eran cinco veces mayores que las de los demás.
El perdón es gratuito, pero la confianza se gana. Algunos de nosotros no entendemos la diferencia entre el perdón y la confianza, y dejamos que las personas que nos han hecho daño vuelvan a nuestras vidas para causar estragos, porque pensamos que esto es perdonar. José ya había perdonado a sus hermanos (si no, estaría buscando venganza), pero va a ponerlos a prueba para ver si puede confiar en ellos. Los envía a todos, excepto a uno, de vuelta a Jacob para ver si abandonan a otro hermano como lo abandonaron a él.
Cuando los hijos de Jacob regresan a él y le dicen que este gobernador egipcio (José) se ha llevado a Simeón y ahora quiere ver a Benjamín, Jacob casi pierde la cabeza. Sus horribles hábitos como padre salen a relucir una vez más cuando dice que Benjamín es “el único que queda” (aparentemente ignorando al resto de sus hijos). Entonces Rubén, demostrando ser muy distinto de su padre, ofrece la vida de sus hijos, los nietos de Jacob, si no trae a Benjamín vivo. Esta familia es un desastre, y la gracia de Dios para ellos y la esperanza para nosotros es que Él todavía elige obrar a través de ellos.
Finalmente, el grano que trajeron se agota y deben regresar a Egipto, pero Judá le recuerda a su padre que no pueden volver con las manos vacías. Jacob, que ha tramado y engañado durante toda su vida, finalmente decide entregar su futuro a Dios. En los versículos 43:11-14, ordena a sus hijos que hagan lo que José ha ordenado, hace una oración y luego ofrece el equivalente a un “hágase la voluntad de Dios”.
José acoge a sus hermanos en Egipto y los hospeda en su propia casa. Sus hermanos esperaban lo peor, pero José sólo muestra gracia y generosidad a los mismos hombres que le vendieron como esclavo hace más de 20 años. Este es un ejemplo para nosotros de nuestra relación con Dios. Somos el pueblo que tomó a nuestro hermano Jesús, lo encadenó y lo condenó a lo peor. A cambio, Él nos invita a la casa del Padre, y nos pide que cenemos con Él en su mesa. Nos ama y nos bendice cuando no merecemos nada de eso.
Pregunta:
A menudo se menciona que el Espíritu Santo obra alrededor, en y a través de José. ¿Cómo ves al Espíritu Santo obrando “detrás de escena” en esta sección del testimonio de José?
Acerca de este Plan
En este plan de 11 días, estudiarás Génesis 37-50, que te llevará a través de la vida de Jacob y sus 12 hijos, quienes se convirtieron en las 12 tribus de Israel. Estos capítulos destacan la vida de uno de ellos, José, y su trayectoria de sufrimiento y perdón. Esperamos que aprendas la importancia de confiar en Dios en tiempos difíciles y a perdonar a quienes te lastiman o decepcionan.
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Nos gustaría agradecer a Mark Driscoll por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://realfaith.com/