Volver Al Padre | Sus NombresMuestra
EL DIOS QUE ME VE
Con sus ojos negros brillantes, cabello café, y juguetón como muchos niños de su edad, se acercaba de forma tímida a los amigos de su madre soltera. Buscaba juegos especiales que lo identificaran con aquellos hombres pasajeros, pues su padre lo abandonó cuando nació. Estos “amigos grandes” jugaban por momentos con el niño, pero luego se cansaban ya que no podían mantener el ritmo de su hiperactividad. Él se sentaba en las piernas de los desconocidos y les acariciaba la cabeza para tratar de entender qué se sentía tener un padre. Al parecer, es una situación bastante común en países latinoamericanos y en buena parte del planeta.
El escritor cristiano Patrick Morley también hace una descripción sobre la relación con su padre. Dice lo siguiente: “Mi papá nunca supo lo que es el calor del abrazo de un padre, nunca sintió el escozor del bigote de su papá, nunca oyó a su papá silbar o cantar mientras trabajaba, nunca olió sus ropas de trabajo, nunca lo oyó bromear o leerle un cuento al irse a la cama, nunca le oyó decir: “Te quiero, hijo” o “estoy orgulloso de ti, hijo”, nunca recibió la aprobación o dirección de un padre, y tuvo que adivinar lo que quería decir ser un padre para mí. [...] Mi papá falleció el año pasado. [...] Tengo muchos recuerdos preciosos. Mi papá me quería. Mi papá invirtió en mi vida. Me dio su tiempo. Asistió a mis partidos. Me llevaba a trabajar con él. [...] Mi papá me enseñó lo que quiere decir ser un hombre: cómo vivir con integridad, cómo practicar una fuerte ética del trabajo y cómo tratar a una mujer. Hoy soy lo que soy porque mi papá rehusó seguir las pisadas de su padre.” (El papá frente al espejo, 2009, p. 15).
En las tres situaciones es evidente la necesidad de ser guiado por el camino de la vida. Aquel pequeño de ojos negros brillantes, buscaba la guía de un hombre que le representara lo que significaba tener un padre. Hemos sido niños y sabemos lo que hemos sufrido. Fuimos acompañados en una dirección determinada con un padre adecuado, presente o ausente.
La experiencia que hayamos trasegado con un padre terrenal no se puede comparar con la guía verdadera del Padre. Él es Yahweh Roi, es decir, el Padre que conduce, que muestra una dirección, que cuida, que acompaña, que evidencia la causa o el comienzo de algo. Es el Ujier o Acomodador de nuestras vidas. Nos lleva a pastos delicados para que descansemos en Su nombre. Por ello, no necesitamos sentarnos en las piernas de los desconocidos terrenales para descubrir cómo es tener un padre. Solo necesitas tener una relación diaria y cercana con el Señor para sentir Su guía en lo que resta del camino terrenal que estamos transitando. El Salmo 23 dice: “El Señor es mi pastor; nada me falta. En verdes praderas me hace descansar, a las aguas tranquilas me conduce, me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos, haciendo honor a su nombre”. (DHH).
Si la relación con tu padre terrenal no fue buena o nunca existió y lo extrañas, te invitamos a que te dejes guiar por el Padre que no defrauda y que está a tu lado en los momentos difíciles, que te conduce a pastos verdes y tranquilos por amor de Su nombre.
Escrituras
Acerca de este Plan
Dios se presenta ante Su pueblo y ante Sus hijos no como un Dios lejano sino como un Dios que tiene nombre al igual que nosotros. Esos nombres nos hablan acerca de nuestras necesidades y su fin es que podamos identificarnos con Él como nuestro Padre. Deseamos con este devocional volver a la presencia de Dios Padre, que nos ama y nos cuida.
More
Nos gustaría agradecer a Casa Sobre la Roca, Iglesia Cristiana Integral por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://casaroca.org/