EL DIOS ETERNO

¿Sabías que la generación X (personas nacidas entre 1965 y 1980) en apenas medio siglo ya ha convivido con otras tres generaciones? Se tratan de los Baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964), la generación Y, y la generación Z.

Según lo indica el portal Iberdrola, la generación X vivió la plena posguerra, disfrutó a los Beatles, vivió la llegada del hombre a la Luna, tuvo los mejores tiempos futbolísticos con Pelé y Maradona, y hoy en día siguen viviendo otros hechos de la humanidad.

También han pasado por todo el periodo de evolución tecnológica, pues vivieron el nacimiento del Internet y el desarrollo de los medios de comunicación, además de gozar de estabilidad tanto laboral como familiar y estar activos tanto física como mentalmente. Pese a que están adaptados al mundo 4.0, son menos dependientes del smartphone que las demás generaciones.

Por su parte la generación Y, nacida entre 1980 y 1994, se ha caracterizado por estar presente en el nacimiento de las redes sociales, la selfie y la vida multi-pantalla.

Por otro lado, tenemos la generación Z, nacida entre 1995 y 2009 que se caracteriza por ser totalmente nativa digital, se comunica con imágenes (emojies), textos cortos, es generadora de contenido digital y se mueve ampliamente en redes sociales.

Dios es Atemporal. Esto quiere decir que está presente en todo tiempo y ha estado y estará en todas las generaciones, por eso en la Biblia se declara que es el Dios de Abraham (Abuelo), Isaac (Padre) y Jacob (Hijo) (Génesis 32.9 NVI).

Él está dispuesto a encontrarse con los abuelos, los padres y los hijos. Dios se relaciona con todas las generaciones sin importar el contexto de cada una de ellas. Él habla a cada uno de forma en que puedan comprender y entender, por eso Apocalipsis declara que Él es el Alfa y la Omega, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso (Apocalipsis 1:8 NVI).

¿Has escuchado la voz de Dios en tu vida? Dios se relaciona con cada uno de nosotros sin importar la edad y el entorno en el que nos encontremos, lo único que necesitamos es tener un corazón dispuesto para oírlo.