EL SEÑOR ES MI SANADOR

¿Sabías que hay varios aspectos de la medicina moderna que curiosamente fueron descubiertos por coincidencia y por eso hoy se han permitido desarrollar medicamentos y tratamientos importantes? Algunos descubrimientos a los que hago referencia son:

• Rayos X: un procedimiento médico tan común que fue descubierto por accidente. Su inventor fue Wilhelm Conrad Röntge, quien en 1895 descubrió que su tubo de rayos catódicos podría producir algunas imágenes inusuales.
• Penicilina: descubierta por Alexander Fleming en 1928 por accidente, gracias a que dejó toda la noche una placa de Petri contaminada con Penicilium (un hongo) y al día siguiente descubrió que alrededor de este, se veía un halo donde no había crecido ninguna bacteria.

Con lo anterior, no cabe duda que tenemos un Dios que no deja nada al azar y trae revelaciones y sanidades a nuestras vidas en lo espiritual, emocional y físico; pues Él es el médico de médicos que trae sanidad y restauración (Isaías 53.5 NVI).

Cuando nos referimos a Dios como Sanador muchas veces solo nos concentramos en las sanidades físicas que Él hace. Pero, Dios quiere no solo sanar tu cuerpo sino también tu alma y emociones. Recuerda que el ser humano es tripartito y está conformado por espíritu, alma y cuerpo. La obra de Dios en nosotros es integral y Él busca traer la sanidad en cada área y aspecto de nuestras vidas.

Para ello dará la sanidad a nuestros cuerpos, a nuestras relaciones interpersonales, y lo más importante a nuestra relación con Él a través de Jesucristo (Mateo 4:24 – NVI), así que cuando Él pone Su mano con el propósito de sanar nuestras enfermedades (físicas) y nuestras dolencias (anímicas y espirituales) se hace la obra de Dios en cada uno de nosotros y así mismo Él la extiende y trae sanidad a nuestra sociedad a través de la Iglesia de Cristo en la tierra.

¿Confías en el poder de Dios para sanar tu espíritu, alma y cuerpo? Solo en Él hay sanidad y nada está al azar, recuerda que aquel que comenzó la buena obra en ti es fiel y justo para terminarla (Filipenses 1:6 NVI).