Un viaje a través de Lucas y HechosMuestra

De camino a Roma, el barco que transportaba a Pablo fue azotado por una violenta tormenta. Todos los que están a bordo temen por su vida, excepto Pablo, que está bajo la cubierta ofreciendo una comida como lo hizo Jesús la noche anterior a su juicio. Pablo bendice y parte el pan, prometiendo que Dios estará con ellos durante la tormenta. Al día siguiente, el barco se estrella contra las rocas y todos son arrastrados a salvo a la orilla. Están a salvo, pero Pablo todavía está encadenado. Lo llevan a Roma y lo ponen bajo arresto domiciliario. Pero no es tan malo porque a Pablo se le permite recibir a grandes grupos de judíos y no judíos para compartir con ellos las buenas nuevas acerca de Jesús, el Rey resucitado. Así que, sorprendentemente, el Reino al revés de Jesús crece a través del sufrimiento de un prisionero en Roma, el corazón mismo del imperio más poderoso del mundo. Y con este contraste entre reinos, Lucas completa su relato como si fuera solo un capítulo de una historia mucho más larga. Así, comunica que los lectores deben saber que el viaje para compartir las buenas nuevas no ha terminado. Todos los que confían en Jesús pueden participar de su Reino, que continúa extendiéndose hasta el día de hoy.