Un viaje a través de Lucas y HechosMuestra

Después de que terminó el alboroto en Éfeso, Pablo se marchó a Jerusalén a tiempo para la fiesta anual de Pentecostés. En su camino, viaja a muchas ciudades para predicar las buenas nuevas y animar a los seguidores de Jesús. En esto, vemos una semejanza entre el ministerio de Pablo y el de Jesús. Jesús también fue a Jerusalén a tiempo para una fiesta judía anual (en su caso, la Pascua) y en el camino predicó la buenas nuevas de su Reino. Y así como Jesús sabía que la cruz lo esperaba, Pablo también sabía que en la capital le esperaban dificultades y aflicciones. Y sabiendo esto, planea una reunión de despedida. Invita a los pastores de Éfeso a reunirse con él en una ciudad cercana, donde les advierte que las cosas se pondrán más difíciles cuando él no esté. Les dice que deben preocuparse por ayudar generosamente a los necesitados y proteger y nutrir diligentemente a sus iglesias. Todos están destrozados por tener que despedirse de Pablo. Lloran, lo abrazan, lo besan y se niegan a alejarse de él hasta que está a bordo del barco que lo lleva.