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Emociones

DÍA 2 DE 7


Soy responsable de mis emociones

Es muy frecuente escuchar las siguientes frases: “me haces enojar”, “me haces renegar”, “me haces entristecer”. Muchas personas se expresan de esa manera. Aprendemos a hablar así de nuestros padres, de nuestro entorno y lo vamos transmitiendo generacionalmente.

Esta forma de comunicarse demuestra una actitud que dice: “no soy responsable de mis emociones”. Conlleva también el darle a la otra persona el poder de generar en nosotros ciertos comportamientos producto de las emociones que nos causan. Esta excusa es utilizada por quienes tienen conductas violentas; culpan a la otra persona de “hacerlos enojar” y “hacerse golpear”, deslindando toda responsabilidad tanto de sus emociones como de los actos que cometen.

Dios conoce nuestra tendencia humana a culpar al otro de nuestras fallas. Sucedió desde el Edén, donde Adán culpó a Eva, Eva culpó a la serpiente y ahí empezó una cadena de culpas no asumidas.

La Biblia nos enseña en Gálatas 6:4-5 que somos responsables de nuestra propia conducta, esa conducta a la que nos mueven nuestras emociones. No puedo culpar al otro de lo que hago cuando me siento enojado, por ejemplo. No puedo culpar al otro de no ser feliz o de estar triste. En 2 Corintios 5:10 se menciona que cada uno dará cuentas de lo que hace. Nadie podrá dar cuenta por nosotros de lo que hicimos o dejamos de hacer.

Entender esto me ayudará a entender mis emociones y responsabilizarme por ellas. Dios nos ha dado emociones y somos responsables delante de Él de cómo las gestionamos y de qué hacemos al respecto.

Comprendiendo esto, puedo dejar de usar frases como “le grité porque me hizo enojar” o “fui grosero porque me hizo tal cosa”. Cuando le quitamos el poder sobre nosotros al otro, nos hacemos responsables de lo que hacemos. Así podemos ser más cuidadosos en la manera de expresar emociones difíciles, de formas que no nos lleven a pecar.

Como hemos visto ayer, las emociones fueron dadas por Dios y no son malas en sí mismas. Lo que resulta pecaminoso es lo que hacemos con esas emociones.

Es momento de que medites delante del Señor: ¿Has estado culpando a otros por tus emociones? ¿Te has sentido culpable de las emociones de otros? Cuando reaccionas de manera agresiva ante el enojo, por ejemplo, ¿culpas a la otra persona?

Toma un tiempo con Dios para pedirle perdón por aquellas veces que dejaste que otras personas influyeran en tus emociones, culpándolos por tu conducta.

Pídele a Dios que te ayude a ser responsable de tus emociones para luego saber qué hacer con ellas.

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Acerca de este Plan

Emociones

Alegría. Tristeza. Ira. Compasión. Dios nos ha dado a cada uno de nosotros la capacidad de sentir profundamente. Y cuando podamos procesar mejor nuestras poderosas emociones, podremos comenzar a comprender cómo Él las usará para bien.

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Nos gustaría agradecer a Jazôn por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.jazon.info/