EmocionesMuestra
Somos seres emocionales
Muchos de nosotros utilizamos este término "emociones" y hablamos de ellas en distintas áreas de nuestra vida. Alguna vez te preguntaste ¿qué hace que riamos cuando estamos alegres?, ¿que lloremos cuando estamos tristes? o ¿que gritemos cuando estamos enojados? (algunos, no todos).
La palabra emoción viene del latín emotio, emotionis, nombre que se deriva del verbo emovere que significa mover, trasladar. Entonces, las emociones son impulsos que inducen a la acción.
Un diccionario de términos psicológicos define la emoción como "aquel estado transitorio pero intenso que se produce debido a una situación o estímulo del contexto que modifica el equilibrio psicofísico de un individuo." Es decir, cuando hemos experimentado, por ejemplo, la muerte de alguien cercano (el estímulo), aquello produce en nosotros tristeza que nos hace llorar. Cuando experimentamos la emoción del enojo, eso también nos impulsa a hacer algo. Lo mismo ocurre con todas las emociones.
El ser humano fue diseñado por Dios con esta característica de experimentar y mostrar emociones. Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, como vemos en Génesis 1:27 que dice así: “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios.” (NVI)
Somos seres emocionales y, como fuimos creados a su imagen, podemos comprender que Dios también tiene emociones. A lo largo de la Biblia podemos comprobar esta verdad leyendo versículos donde se habla del enojo de Dios, de la compasión que Él siente, o su tristeza, sólo por mencionar algunos.
Ninguna emoción es mala en sí misma. Si fuera así, Dios no nos habría diseñado como seres emocionales. Recordemos que todo lo que Dios creó es bueno y hermoso. Somos creación perfecta y maravillosa ante sus ojos. Las emociones son parte de la belleza de su creación.
Cuando Jesús estuvo en la tierra, experimentó lo mismo que nosotros vivimos actualmente. Él entiende nuestras emociones más de lo que podemos imaginar. En su humanidad, sintió lo que muchas veces sentimos nosotros ante eventos externos que nos tocan vivir. La diferencia está en cómo Él manejó esas emociones.
Conocer las vivencias emocionales de Jesús nos ayuda a tener la certeza que se identifica con las nuestras, como lo dice en su Palabra “Él se compadece de nuestras debilidades”. Su humanidad nos alienta a confiar en Él, quien desea enseñarnos la manera adecuada de manejar y expresar nuestras emociones.
Jesús te invita hoy a confiar en Él y a abrir tu corazón a sus enseñanzas. Espera por ti para establecer un vínculo más estrecho contigo.
Hagamos una oración:
Amado Jesús, tú conoces y entiendes mis emociones, tú las viviste y sabes mejor que nadie la manera adecuada de manejarlas. Hoy, decido confiar en ti y quiero abrir mi mente y mi corazón a tus enseñanzas y aprender de ti a gestionar cada una de mis emociones. Amén.
Acerca de este Plan
Alegría. Tristeza. Ira. Compasión. Dios nos ha dado a cada uno de nosotros la capacidad de sentir profundamente. Y cuando podamos procesar mejor nuestras poderosas emociones, podremos comenzar a comprender cómo Él las usará para bien.
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Nos gustaría agradecer a Jazôn por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.jazon.info/