Aprendiendo a pensar sobrenaturalmente Muestra

La Biblia declara que los creyentes tenemos la mente de Cristo. “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. 1 Corintios 2:16b. Esta es una de las declaraciones más asombrosas de la Biblia. Y una de las promesas más portentosas para los creyentes cristianos.

Sin embargo, para el hombre natural las cosas espirituales son locura, porque su mente natural no puede entender las realidades de Dios. 

La palabra griega para hombre natural es psuchikos. Esta describe el materialista, quien vive como si no hubiera nada más allá de la vida física. El hombre natural es el hombre no regenerado que no conoce a Cristo. 

La vida en este nivel está sin una perspectiva espiritual: el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios. Es más, él no puede entender las cosas de Dios (aunque quisiera) porque se han de discernir espiritualmente. 

En cambio, el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie: Pablo no está diciendo que cada cristiano está por encima de toda crítica (después de todo, gran parte de esta carta es una crítica). El punto es claro: ningún hombre natural está equipado para juzgar a un hombre espiritual. Pero el hombre espiritual, aquel que conoce a Cristo, le ha recibido como Señor y Salvador personal, ha sido dotado con la mente de Cristo. 

¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. Vale decir, como creyentes estamos capacitados para discernir la sabiduría espiritual. Para pensar desde la perspectiva de Dios, para entender la revelación de Dios, a través de su palabra. Los creyentes cristianos tienen el Espíritu Santo en ellos, el cual les habilita para saber lo que Dios les ha concedido. Así el Espíritu Santo interpreta para el creyente las verdades espirituales, acomodando lo espiritual a lo espiritual.