Aprendiendo a pensar sobrenaturalmente Muestra

“Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. 1 Corintios 2:16b

Dios necesita romper nuestros paradigmas para poder llegar a pensar sobrenaturalmente

Abraham ilustra la forma como Dios trabaja con sus hijos para romper con sus paradigmas del hombre natural, influenciado por la cultura del mundo. 

En Génesis 15:1 Dios le dice a Abram (padre enaltecido): “… No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”. Abram tenía temores relacionados con su situación actual. Abran (padre enaltecido) era hombre ya viejo, y con una esposa estéril, y no había podido concebir un heredero. Eso para un judío de esa época era inadmisible. Y mire lo que responde Abram (vers. 2-3): Y respondió Abram: “Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa”. Abram tenía el paradigma de que no podía tener hijos, a pesar de la promesa de Dios. Y eso lo limitaba.

Hay un paradigma: una estructura mental, una verdad aceptada, que se convierte en una fortaleza, que impide acceder a las promesas y bendiciones de Dios. Después de esperar y no ver la promesa, Abram había desarrollado la creencia - el paradigma - de que no podía tener hijos. Abram había permitido que se levantara una verdadera fortaleza en su mente.

Y Dios lo saca a contemplar el cielo y le dice (vers. 4-5): “Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar”. Y le dijo: Así será tu descendencia”. 

Dios le amplia el panorama, y le rompe el paradigma, y le da una palabra. Dios quiere bendecir a Abram y quiere darle un hijo, pero el problema es el paradigma de Abram, es decir, su forma limitada de pensar, su forma natural de pensar muy a lo humano. Dios necesitaba romper el paradigma de Abram, para que éste comenzara a pensar en forma sobrenatural, es decir, desde la perspectiva de Dios.