Vive, ama, creceMuestra
Amistad: En el riesgo está la bendición
Me atrevo a decir que todos hemos sido lastimados alguna vez por alguien a quien llamábamos amigo. De hecho, casi inevitablemente, los que más nos hieren (quizá después de nuestra familia) son nuestros amigos. Y no es que tengan una habilidad especial para lastimarnos. Lo que sucede es que, ¡sorpresa!, siguen siendo personas imperfectas –como todos– pero, además, son a quienes hemos concedido acceso a partes íntimas de nuestra vida como (ideas, emociones, planes, sueños, etc.), que nos colocan en una posición de vulnerabilidad.
En el Salmo 55:12-14, el salmista lo deja muy claro. Cuando la ofensa proviene de un “enemigo”, es obvio que casi, casi te lo esperas y puedes soportarlo; o si es una persona ‘X’, rápido “te resbala” (como decimos en México) y sigues con tu vida. Pero cuando el insulto –o incluso la traición– proviene de alguien que consideras tu amigo, el daño puede ser muy profundo y, si no tienes cuidado, puede limitar tu capacidad futura de dar y recibir amistad.
Jesús sabe perfectamente lo que se siente; él mismo lo experimentó. De los doce amigos que escogió, uno lo traicionó, entregándolo a quienes querían matarlo a cambio de dinero, y otro más, después de prometerle lealtad, lo negó tres veces. Jesús sabe que cuando pasamos por algo así nuestro impulso o tendencia natural consiste en protegernos: levantamos barreras, edificamos muros y nos ponemos máscaras; todo, para que no nos lastimen otra vez.
Jesús también nos enseña que si realmente queremos ser buenos amigos –aunque exista la posibilidad de nos traicionen– necesitamos estar dispuestos a asumir el riesgo. A dar amor, comprensión, ayuda, tiempo, a abrir el corazón una vez más, porque solo así se edifica una verdadera amistad. Esto no significa que te sometas voluntariamente a relaciones tóxicas o abusivas. Significa que no permitas que el dolor del pasado endurezca tu corazón, sino que su amor haga crecer en ti nueva gracia, compasión, confianza y sabiduría para ser amigo una vez más.
En el versículo 62 de Lucas 22, Pedro llora amargamente; había traicionado a su amigo y para él, la historia había terminado. En Juan 21, Jesús le demuestra que estaba equivocado. Tras un desayuno en la playa, Jesús restaura a Pedro públicamente y le da la oportunidad de afirmar su amor por él tres veces, (las mismas veces que lo negó). Esta expresión de Jesús nos habla de un amor que trasciende fallas y perdona ofensas. Nos dice que tener una amistad implica un riesgo, pero que hay gran bendición al asumirlo.
Oración
Señor, hoy traigo delante de ti las heridas de mi corazón ocasionadas por desilusiones en mis relaciones de amistad; quiero entregarlas a ti y abrazar nuevas oportunidades. Ayúdame a perdonar y sanar, y concédeme gracia y sabiduría para correr el riesgo, una vez más, de abrir mi corazón en amistad a otros. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
¿Cuál podríamos decir que es la meta última de Dios para nosotros? que lleguemos a la plena medida de Cristo. Básicamente, ser más como Jesús y desarrollar el potencial que ha puesto en cada uno de nosotros. ¿Y cómo sucede esto? Claro, en el contexto de las relaciones. En este devocional meditaremos sobre cómo nuestras relaciones nos enseñan, retan y nos acercan al propósito de ser más como Jesús.
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Nos gustaría agradecer a Mas Vida Mexico por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://masvida.org/