Conoce tu nuevo yoEjemplo

Maravillosamente hecho

“¡Ta-da!”, ella exclamó, mientras saltaba al centro de la habitación con la exuberancia desenfrenada de una niña de cuatro años con un tutú. Era la noche de su recital de danza, un evento muy esperado para alguien que en realidad no puede comprender el tiempo. Su alegría rezumaba en su radiante sonrisa y sus ojos brillantes, mientras soñaba despierta sobre cómo sus piruetas aún en desarrollo se ganarían los aplausos de su familia. Y los aplausos que ganaría de otras personas en el recital. ¿Quién no aplaudiría el delicioso esfuerzo de una pequeña aprendiendo a bailar?

¡Oh, qué lindo es ser una niña pequeña!. Es un tiempo sagrado en el que experimentas felicidad en hacer lo que amas sin importar el resultado. Que rápido se desvanece mientras la madurez se establece. Demasiado pronto su baile por placer será reemplazado por competir por ser la mejor. Ya no será suficiente solo divertirse; en vez de eso a hora deberá convertirse en la número uno.

Me pregunto: ¿Es esto lo que nos pasa cuando se trata de ver cómo Dios nos hizo?

¿Empezamos creyendo que fuimos hechos maravillosamente por el Dios del universo, sin importarnos la manera en que esto repercute en los demás? Estoy segura de que los psicólogos no pueden señalar un hito del desarrollo que nos haga dejar de buscar ciegamente el diseño de Dios y repentinamente encontrarnos comparando el trabajo del Creador en una forma que nunca fue pretendida.

Pero, ¿qué pasaría si dejaramos de comparar y en vez de eso, saltáramos al centro de la habitación proclamando "¡Ta-da!" en un gran gesto de señalar la fabulosa creatividad de Dios? Oh, eso tal vez parecería muy presuntuoso, muy inmaduro, muy poco decoroso. Bueno, tal vez. Pero pienso que en la misma manera en que miramos a una niña de cuatro años con un tutú con afecto, deleitándonos mientras la alentamos con un gran aplauso, Dios nos miraría y estaría encantado si finalmente abrazaramos nuestro "¡Ta-da!" en apreciación de Su trabajo maravillosamente hecho.

Atrapa y transforma

1. ¿Dónde ves el sello maravilloso de Dios en tu vida?

2. ¿Cómo se vería caminar en esa verdad?

3. ¿Cómo puedes direccionar la vida de alguien a ese sello maravilloso hoy?