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Experimentando la poda del labrador celestial

DÍA 2 DE 10

La vid y los pámpanos

Esta metáfora referida al necesario crecimiento que debe experimentar todo creyente, muestra el papel de Dios como labrador de su huerto, que vela por el crecimiento de sus hijos. 

Estos versículos forman una metáfora que encierra hermosas y profundas verdades. En esta metáfora entran en escena tres personajes:

  • Dios El Padre que es el labrador (vers.1: dueño, inversor, quien nos cuida). Dios tiene especial cuidado de nosotros, porque somos su viña. Él es el propietario, el dueño, y se ocupa personalmente de su huerto. No delega la función de labrador en nadie.
  • Cristo que es la vid. Es la planta donde Dios labra. Es también la fuente de nuestra vida, y donde Dios hace su obra. Observe la expresión: “Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el labrador” (vers. 1). En Él es que somos salvos, en Él somos perdonados, en Él tenemos vida eterna. Todo trato de Dios con nosotros los creyentes es a través de Cristo. 
  • Los discípulos que son las ramas de la vid (vers. 5). Se espera que las ramas den fruto. Los que no permanecen en Cristo son ramas inútiles (vers. 6).

Hay cuatro grandes verdades que resaltan en este pasaje por su importancia y repetición, las cuales detallaremos en los siguientes días:

  1. Se espera que estemos constantemente unidos a Jesús, quien es la Vid (fuente de la vida) y donde Dios labra, como requisito para ser productivo y fructífero. Fuera de Cristo no hay vida, ni fruto. La comunión con Dios es esencial para experimentar la vida, y poder dar fruto.
  2. Se espera que demos fruto, mucho fruto. Para eso somos podados (vers. 2, 8). No hay cabida en el reino de Dios para las ramas que no llevan fruto. 
  3. Ningún creyente está exento de la poda. 
  4. La poda es indispensable para el crecimiento, la sanidad y la productividad como creyentes.
Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Experimentando la poda del labrador celestial

Dios es el gran labrador que con amor, paciencia y firmeza poda las ramas de la vid con el propósito de que sean más fértiles y lleven más fruto. Experimentar la poda de Dios puede significar ser sometidos a la prueba y la disciplina de Dios, y puede resultar doloroso, pero es un proceso necesario en nuestras vidas para ser produtivos y sanos.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/