El Padre NuestroMuestra
Perspectiva
Tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Esta frase final no aparece en los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento, y aunque casi siempre es repetido en las iglesias, la mayoría de las traducciones modernas de la Biblia la ponen entre paréntesis. Personalmente, me aferro a ella. Una razón para hacerlo es que las oraciones judías en la época de Jesús generalmente terminaban con algún tipo de bendición para Dios y es probable que los primeros cristianos hicieran algo similar. Otra razón es que la oración comienza con alabanza y es una buena idea terminarla con una nota similar. Y finalmente, si se omite esta cláusula, te quedas en una situación muy incómoda en la que lo último que oras se refiere al 'maligno'. Creo que es importante recordar al orar que tanto aquí, como en la historia, el diablo no tiene la última palabra.
Lo que hace esta frase final es animarnos a dar un paso atrás en nuestras oraciones por provisión, perdón y protección, para mirar el panorama general. Pone nuestra existencia en perspectiva. Permíteme llamar tu atención sobre tres puntos.
El primero nos recuerda que el Reino debe ser laprioridad de nuestras vidas. Todos nos enfrentamos a interminables opciones en la vida, tales como qué trabajo aceptar o cómo emplear nuestro tiempo y nuestro dinero. Estas opciones nos distraen y pueden dominar fácilmente nuestro pensamiento. Dios dice, aleja la vista de esas preocupaciones que te inquietan: esa presentación importante, el estado del coche, tu saldo bancario o ese dolor en el hombro y levanta la vista hacia el Reino de Dios.
El segundo nos recuerda que el propósito de nuestras vidas es construir el reino de Dios y darle la gloria. Hay un famoso póster de la Primera Guerra Mundial en el que una niña, sentada en el regazo de su padre, le pregunta: "Papá, ¿Qué hiciste TÚ en la Gran Guerra? La expresión incómoda del padre sugiere que la respuesta fue: "Muy poco". Pero traslademos esa pregunta de una guerra lejana a nuestra existencia actual. Es una pregunta que, de diversas formas, atormenta a muchas personas cuando se jubilan o cuando llegan al final de sus vidas. ¿Qué hice con todas las horas que Dios me dio? ¿En qué he gastado mi energía? ¿Qué he conseguido de valor duradero? La realidad es que el único objetivo de la existencia humana que es eternamente valedero es el Reino de Dios.
El tercero nos recuerda que debemos aferrarnos al poder de Dios en nuestras vidas. El Padre Nuestro nos desafía y demanda de nuestras vidas. Intentar vivir esta oración con nuestras propias fuerzas es una receta para el estrés, el agotamiento y el fracaso. Nuestra única esperanza es buscar el poder del Espíritu Santo para que nos ayude.
Finalmente, déjame comentar sobre la pequeña palabraAmén. Decir Amén es comprometerte con lo que se ha dicho. Es decir, en efecto, ¡Que así sea! Es como cerrar una carta con una firma, levantar la mano en señal de estar de acuerdo sobre alguna moción o incluso pulsar el botón de enviar en el correo electrónico. ¡Le estamos diciendo a Dios: todo por lo que hemos orado, "permite que suceda"!
En efecto, después de haber pedido todo esto en esta oración, que al final seas capáz de decir con confianza, Amén!
¡Y que Dios te responda!
Acerca de este Plan
Acompaña a J.John en un estudio de ocho días sobre el Padre Nuestro, esa enseñanza impartida por Jesús, increíblemente profunda y útil respecto a cómo debemos orar.
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