El Padre NuestroMuestra

Protección

Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del maligno

La Biblia da por sentado que estamos luchando contra el mal y que no se trata simplemente de resistir a una especie de principios abstractos del mal, sino también al mal en su forma personal. La idea de un poder maligno e inteligente del mal que opera en el mundo actual es algo que muy pocas personas, a menos que sean religiosas, se toman en serio. Dada la evidencia del mal en el mundo actual, me parece algo sorprendente. Probablemente hay varias razones para este rechazo: A menudo se caricaturiza el mal (piense en el diablo de dibujos animados vestido de rojo con la horquilla) o se abusa de él, como en los trágicos casos de exorcismos que salen mal, o esas declaraciones bastante patéticas como "el diablo me obligó a hacerlo"...

De hecho, empecemos por esa curiosa frase, el maligno. Las versiones bíblicas más antiguas del Padre Nuestro tenían la idea de que éramos liberados del mal como si se tratara de algún tipo de estado filosófico abstracto. Sin embargo, hay un consenso general en que lo que Jesús menciona se trata de la liberación de un maligno. Aquí hay muchos detalles y te remito a mi libro sobre el Padre Nuestro para una cobertura más detallada. Sin embargo, parece que para ser un tipo de 'cristiano bíblico' consecuente, debemos creer en la presencia en el mundo de alguna entidad espiritual maligna, infinitamente inferior a Dios, pero sin embargo capaz de oponerse a Él y que es un malicioso y poderoso oponente de los creyentes. De hecho, tal y como está el mundo, a menudo es más fácil creer en la existencia de un diablo que creer en un Dios bueno.

El maligno aquí es mencionado como un agente de tentación. Esto también requiere ser entendido cuidadosamente. Uno de los peligros es que nos imaginemos que es Dios quien tienta y que, en el Padre Nuestro, le pedimos a Dios "que nos deje en paz". Quizá la mejor manera de ver esta cláusula sea haciendo una distinción entre prueba y tentación. La prueba, ya sea física o espiritual, es algo bueno. Superar una prueba es algo alentador y nos permite darnos cuenta de que hemos crecido. Sin embargo, si Dios puede utilizar una prueba para hacernos crecer, el diablo puede convertirla en tentación para doblegarnos.

Es útil reconocer que este pasaje habla de algo que puede describirse como tentación y prueba. Desde el punto de vista de Dios, se trata de una prueba para demostrar la calidad de nuestra fe; si superamos la prueba, podemos sentirnos alentados por esta señal de nuestro crecimiento espiritual. Pero si asumimos la existencia del diablo, entonces la misma prueba puede verse desde una perspectiva diferente; si fracasamos entonces él ha asestado un golpe contra nuestra fe cristiana.

Entonces, ¿Qué rezamos aquí? Sencillamente rezamos para que, ante la tentación o la prueba, triunfemos y no caigamos. Estamos rezando para que Dios nos ayude a resistir los desafíos del maligno. Permítanme ofrecerles tres sugerencias aquí.

En primer lugar, debemos reconocer que cada día, en todos los sentidos, hay pruebas y tentaciones que se dirigen hacia nosotros. Debemos estar preparados.

En segundo lugar, no nos enfrentamos indefensos al maligno. Dios ha dado a sus hijos el Espíritu Santo para ayudarles. Es un acto de increíble insensatez tratar de hacer frente a algún tipo de tentación grave sin recurrir a aquel que Dios ha dado a sus hijos para que los defienda.

En tercer lugar, es una táctica clásica del "maligno" que cuando caemos -y todos caemos alguna vez- intenta hacernos creer que, con este fracaso, hemos terminado definitivamente con Dios. En realidad, si de verdad somos hijos de Dios, aunque nuestro Padre celestial se lamenta de nuestro fracaso en pasar la prueba, no es motivo para que nos rechace. Nuestro fracaso en pasar la prueba no destruye la naturaleza de nuestra relación con nuestro Padre Celestial -seguimos siendo sus hijos-, pero sí daña la calidad de nuestra relación.