El gobierno de Cristo en nosotros Muestra

Evidencia clara

Cuando el apóstol Pablo dice en la segunda carta a los Corintios que el amor de Cristo nos constriñe, debemos entender que eso no es algo que acontece de manera instantánea y automática, lo cual asumimos de manera errónea muchas veces al leer las Escrituras.

En lo personal, muchas veces leía algo en la Biblia y pensaba que como ahí estaba escrito, entonces eso en mí era una realidad. Yo leía que el amor de Cristo nos constriñe y pensaba «¡qué lindo, una realidad más en mí!». Pero bien lejos estaba mi corazón del amor de Cristo, pues yo estaba buscando lo mío propio. Pero en esa misma carta a los Corintios, en unos versículos antes, Pablo dice: «conociendo pues el temor del Señor…». Hoy sé que hasta que no experimenté el temor del Señor, no pude experimentar el amor de Cristo que me constriñe a mí. Muchas veces tenemos la tendencia a generalizar las experiencias espirituales de los demás y asumirlas como nuestras y no es así. 

La mente natural es algo impresionante porque a la misma vez que tenemos la tendencia de generalizar las experiencias espirituales de los demás y asumirlas como propias, cuando esas experiencias no son buenas, no las asumimos. El mismo autor que le escribió a los corintios que el amor de Cristo nos constriñe, le dice a los filipenses: «todos buscan lo suyo propio». Y cuando leemos eso, decimos: «eso no es para nosotros, eso Pablo se lo estaba diciendo a un grupo de gente tremenda». Mas cuando leemos el contexto, vemos que Pablo les está hablando a creyentes.

Por las cartas de Pablo, vemos que Timoteo y Epafrodito experimentaban el evangelio de una manera clara pues vemos en ellos la evidencia de que no vivían para sí mismos. Ellos vivían para Cristo pues no buscaban lo suyo propio; buscaban lo de Cristo. Ellos eran capaces de entregar aún su propia vida hasta la muerte con tal de cumplir el plan y propósito por el cual Dios los había establecido en la faz de esta tierra. 

El evangelio debe tener un cumplimiento en nuestros corazones. Se tiene que quitar la muerte y sacar a la luz la vida de Cristo. Esto tampoco ocurre de manera automática e instantánea, pero es la esencia y experiencia del reino de Cristo en nosotros. El evangelio es mucho más que simplemente predicar las palabras de la Biblia. El evangelio es el poder de Dios que salva y que transforma; es el alimento vivo y real de Dios para las almas sedientas.

Te invitamos a meditar en esto:

¿Deseas seguir viviendo de las experiencias de los demás? O ¿estás listo para experimentar en tu vida propia la vida de Cristo?