El gobierno de Cristo en nosotros Muestra

Gracia dada

Pablo, le continúa diciendo a su hijo Timoteo que nuestra salvación y nuestro llamamiento a este camino nuevo y vivo son según el propósito eterno de Dios y según la gracia que es en Cristo Jesús. Es algo que ya Dios había prefijado. Dios en él mismo, había decidido salvar a un pueblo y lo decidió salvar por medio de su Hijo. Por eso todo el que está en el Hijo puede disfrutar de lo que en el Hijo se puede experimentar. Solo en el Hijo tenemos redención, solo en el Hijo tenemos perdón de pecados por su sangre. Todas estas son realidades ya establecidas en el Hijo, por eso Pablo dice en su carta a los Efesios que Dios llevó a cabo el propósito en Cristo Jesús.

Por tanto, el gran objetivo, la gran razón de ser de nuestra existencia es que vinimos a esta tierra para responder al propósito de glorificar a Dios y a experimentar su salvación. Este propósito era antes de que cualquier hombre viniera a la existencia. Es un propósito divino y eterno. Nosotros no definimos ese propósito. Dios no consultó con nadie para ese propósito. Es algo suyo, algo que nació de su propia voluntad y de su propio beneplácito. 

Dios es glorificado cuando en nuestra alma y en nuestro corazón se produce el incremento de Cristo. Dios es glorificado cuando ese incremento lo ofrecemos a Dios y a los demás. La experiencia de este incremento del Hijo en nosotros es la real experiencia de salvación y esa es la razón de ser de nuestra alma. Esa es la razón por la cual tú y yo vinimos a existencia, para experimentar en nuestro corazón y en nuestra alma —la vasija que Dios decidió crear para su gloria— el incremento del Hijo. 

No tenemos una experiencia de salvación porque decimos que somos salvos. No tenemos una experiencia de salvación porque alguien nos dijo: «Repita esta oración». Sí, hicimos la oración y ya somos salvos, pero eso no nos da ninguna experiencia de salvación. La real experiencia de salvación es cuando en nuestro corazón se produce el incremento de Cristo y él es manifestado en nuestras vidas. Esto solo es posible con su gracia. 

Te invitamos a meditar en esto:

El incremento de Cristo en tu alma y tu espíritu es un trabajo del Espíritu Santo. ¿Le permites a él hacerlo en tu vida según la gracia que hay para ti en Cristo?