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Oración de rompimiento

DÍA 9 DE 10

Cómo el impulso en la oración logra el rompimiento

En este devocional, hemos estado aprendiendo sobre la oración de rompimiento. Romper se define como “separar con violencia y de forma repentina las partes de algo”. De manera similar, la oración de rompimiento genera una ruptura abrupta, violenta y repentina de aquello que nos está deteniendo, empujándonos más allá de las limitaciones, hacia la libertad. La oración de rompimiento debe hacerse de manera persistente y consistente hasta que percibamos que algo se rompe en el ámbito espiritual y hasta que se manifieste lo que estamos pidiendo. Con el rompimiento, halamos del mundo espiritual al natural aquello que necesitamos, de modo que podemos ver una demostración visible y tangible del poder o la provisión de Dios.

Por tanto, la oración de rompimiento requiere la habilidad de perseverar, soportar, presionar y resistir valientemente. Exige diligencia implacable, tenacidad, audacia e importunidad (que es la capacidad de resistir firmemente a la oposición hasta obtener una respuesta). Debemos desarrollar una fe que se caracterice por ser obstinada, poseer audacia santa y no tener miedo a desafiar lo que venga contra nosotros. Para tener rompimiento en oración, también debemos mantener una perspectiva que alcance a ver más allá de lo naturalmente imposible y que vea lo sobrenaturalmente posible.

La ley de la acumulación

En el reino de Dios, la oración de rompimiento funciona bajo la ley de la acumulación, que nos va llevando “de fe en fe” (Romanos 1:17) y “de gloria en gloria” (2 Corintios 3:18). Es como si colocáramos un ladrillo sobre otro con el fin de construir una pared y, luego, seguimos el mismo proceso para levantar la próxima pared, hasta que terminamos de construir la casa por completo.

Sin embargo, cuando ponemos los “bloques” de oración no presentamos nuestras peticiones de manera mecánica — lo que la Biblia describe como “vanas repeticiones” (Mateo 6:7). Por el contrario, cada vez que oramos, Dios nos da más revelación de Su Palabra y Sus propósitos y hacemos oraciones frescas según Él nos va revelando. A ese patrón, que a menudo se menciona o ilustra en la Biblia, podemos llamarle “orad sin cesar”. (Vea, por ejemplo, 1 Tesalonicenses 5:17; Salmos 88:1; Nehemías 1:4; Hechos 12:5; Romanos 1:9; 2 Timoteo 1:3).

Siguiendo con el ejemplo anterior de la construcción de una casa, la perseverancia establece las bases o cimientos para las siguientes fases de la construcción. Cuando somos constantes en la oración, el Señor puede obrar en nuestra vida, porque esto hace que entremos en el impulso sobrenatural del Espíritu Santo, Quien trae los planes de Dios a la existencia. Es claro que, cuanto más perseveramos en la oración, más cerca estamos de ver una manifestación repentina de lo sobrenatural. Recuerde que tales resultados no se logran de la noche a la mañana; primero debemos persistir en fe y oración.

¿Por qué deberíamos orar en todo tiempo?

Jesús enfatizó esta realidad a Sus discípulos: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (Lucas 18:1). Este versículo nos trae a la mente dos verdades importantes que vale la pena estudiar aquí. ¿Por qué deberíamos siempre orar? Primero, la oración es necesaria porque, a través de ella, desarrollamos nuestra relación con el Padre. Así como nuestro cuerpo necesita alimento para mantener su salud y fortaleza, nuestro espíritu y alma necesitan oración para mantenerse fuertes y saludables. En oración, podemos recibir la instrucción, guía y amor del Padre, y podemos ser advertidos de los ataques del enemigo, a fin de contrarrestarlos.

Segundo, la oración no debe abandonarse. Hay milagros que no sucederán, situaciones que no se resolverán y puertas que no se abrirán, a menos que persistamos en oración. Muchas personas no llegan a ver su milagro porque el ritmo se detuvo justo cuando la respuesta estaba a punto de manifestarse. El enemigo usa varios métodos para hacernos perder el ritmo; por ejemplo, desvía nuestra atención hacia los afanes de la vida, hace que nos enfoquemos en nuestras propias desilusiones o que vivamos preocupados porque nuestras peticiones tardan demasiado en ser contestadas. El diablo está listo para robar nuestras bendiciones a la menor distracción que desvíe nuestra atención. Por eso, es tan importante desarrollar perseverancia y resistencia espiritual.

La mejor manera de detener al enemigo es orando sin cesar. Los apóstoles aprendieron este principio y se aseguraron de enseñarlo en todas las congregaciones que iban formando. De ahí que los nuevos cristianos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). Pablo les pidió a los cristianos en Roma que se mantuvieran “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración” (Romanos 12:12).

¿Alguna vez ha tenido la experiencia de orar continuamente por un largo período de tiempo, pero de repente dejó de hacerlo y, cuando quiso agarrar el ritmo de antes, se le hizo muy difícil retomarlo? La razón es que usted perdió el ritmo espiritual de la oración. No importa qué tan difícil parezca, le insto a volver a orar sin cesar. Puede entrar en ese ritmo nuevamente y comenzar una vez más a construir un impulso en la oración.

La manera más sencilla como puedo describir la perseverancia en la oración es ilustrándola con una gota de agua cayendo constantemente sobre una roca. La pequeña gota de agua parece inofensiva comparada con la enorme roca; sin embargo, con el tiempo, el agua empieza a carcomer la superficie de la roca hasta que, sorprendentemente, logra perforarla. Lo mismo sucede en el ámbito espiritual. La perseverancia en la oración puede hacer que la dificultad o circunstancia más fuerte, ceda y se rompa.

Este es el patrón que los primeros cristianos aplicaron cuando el rey Herodes envió a Pedro a prisión. “Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él” (Hechos 12:5). Los creyentes clamaron, poniendo demanda al cielo por Pedro, con base en la voluntad de Dios para él. Pedro estaba a punto de ser ejecutado, pero las oraciones de fe de la iglesia lo mantuvieron vivo para que su propósito apostólico fuera cumplido.

La perseverancia genera impulso

De esta manera veo el impulso en la oración: en la dimensión natural, el impulso es la fuerza, el poder o la potencia que gana un objeto mientras está en movimiento. Durante ese impulso, hay un punto en el cual dicho objeto alcanza su máxima potencia. Cuando un atleta de salto largo alcanza su máximo impulso, da su mejor salto. Asimismo, en el plano espiritual, cuando oramos de continuo, alcanzamos la medida precisa de oraciones acumuladas que lleva la atmósfera espiritual a su plenitud, lo cual produce un impulso sobrenatural que trae el rompimiento.

Jesús sabía que, para producir milagros, tenía que provocar un impulso espiritual. Por eso “él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. …y el poder del Señor estaba con él para sanar” (Lucas 5:16–17). Jesús operaba en el espíritu de incremento, el cual siempre busca más de Dios —más acumulación, más crecimiento, más expansión—. Hoy, debemos orar más y con mayor revelación que ayer, hasta que alcancemos el máximo impulso necesario. Muchos no reciben respuesta a sus oraciones porque se han quedado atrapados en el pasado, orando las mismas cosas todo el tiempo, pero los creyentes — ya sea como individuos o como cuerpo— deberían orar siempre algo fresco, a fin de añadir algo nuevo a la atmósfera espiritual. Esto suma al impulso, hasta que alcanza su plenitud.

Pensamiento: Quien no tiene perseverancia espiritual no tendrá una vida de oración duradera.

Día 8Día 10

Acerca de este Plan

Oración de rompimiento

La oración es un lugar. Un lugar secreto en el Espíritu. Un lugar de encuentros divinos con nuestro Padre celestial donde le expresamos nuestro amor, donde invitamos Su presencia, donde recibimos Su revelación y guía. Donde somos empoderados para servir a Sus propósitos en la tierra. Descubra las llaves esenciales para hacer Oraciones de Rompimiento, incluyendo cómo recibir respuesta a sus oraciones según la voluntad y la Palabra de Dios.

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Nos gustaría agradecer a por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.espanolwh.com/book-authors/guillermo-maldonado/