Oración de rompimientoMuestra
Una casa de oración
La pasión de Jesús por la oración
Jesús era un apasionado por la oración. La semana antes de ser crucificado, Él había entrado triunfalmente a Jerusalén y una gran multitud lo acompañaba, alabando a Dios. Pero cuando fue al templo —que supuestamente era el centro de oración y adoración—, ¡qué contraste! Lo habían convertido en un mercado corrupto, donde estaban los que buscaban hacer dinero vendiendo a la gente animales para sus sacrificios.
¿Cómo respondió Jesús a esto? Él se enfureció al ver en lo que habían convertido Su casa, y “echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas” (Mateo 21:12). Citando a los profetas Isaías y Jeremías: “les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; más vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Mateo 21:13; vea Isaías 56:7; Jeremías 7:11).
Después de que Jesús resucitó de entre los muertos y ascendió al cielo, envió al Espíritu Santo para que viva dentro de todos los que en Él creen. Esto hizo que la iglesia de forma corporativa, así como los creyentes individuales, se convirtieran en templos vivos de Dios. Lo mismo está ocurriendo hoy. Como escribió el Apóstol Pablo:
Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. (2 Corintios 6:16)
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6:19–20)
Como templo vivo de Dios, la iglesia debe ser “una casa de oración”. ¿Tiene usted la misma pasión por la oración que Jesús tenía?
La pasión por la oración en la iglesia primitiva
La iglesia primitiva también se caracterizaba por esa pasión por la oración. La Escritura dice que los seguidores de Jesús estaban esperando la “promesa del Padre” (Hechos 1:4) —que era el regalo del Espíritu Santo—. Se reunieron en un aposento alto y “todos perseveraban unánimes en oración” (Hechos 1:14). Después de Pentecostés, mientras Dios añadía a la iglesia los que habían de ser salvos, los cristianos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42).
La iglesia le pedía a Dios dirección antes de tomar importantes decisiones (vea, por ejemplo, Hechos 1:24–26) y denuedo para testificar de Cristo (vea Hechos 4:29–31). La oración era parte fundamental de su ministerio, como observamos en muchos pasajes bíblicos. (Vea, por ejemplo, Hechos 2:46–47; 3:1; 6:4). En consecuencia, había mucha actividad y vida espiritual en la iglesia: como sanidades, milagros y liberaciones.
Usted puede ser una casa de oración
La importancia central —y el poder— de la oración se han perdido en la iglesia de hoy. Si está entre aquellos que no saben cómo orar y con frecuencia depende de las oraciones de otros, usted necesita convertirse en una casa de oración. El propósito de este devocional es mostrarle qué es la oración y cómo orar. Los discípulos de Jesús tampoco estaban seguros acerca de cómo orar, por eso Él les tuvo que enseñar.
Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. (Lucas 11:1)
Jesús les dio un modelo de oración. (Vea los versos 2–4). Les trajo la revelación de cómo orar de una manera nueva, reconociendo al Padre celestial, Su reino y a sus hermanos y hermanas. Esto es crucial para la iglesia, como cuerpo de Cristo, a fin de ser restaurada a su propósito original y recuperar su verdadera función. Cuando no tenemos una vida de oración continua y consistente, nos volvemos espiritualmente débiles y flojos, hasta que finalmente nos secamos.
Por lo tanto, para que la iglesia sea el genuino cuerpo de Cristo, necesita ser una casa de oración. Nuestro Padre celestial nos está llamando a regresar a este rol esencial. Para unirse a otros cristianos y convertirse en casa de oración, el creyente siempre debe tener la actitud y el espíritu de oración como un estado de ánimo. No se trata de orar solo cuando sentimos hacerlo, sino de orar continuamente, porque sabemos que es nuestro primer llamado y función. De esta manera siempre estaremos en la presencia de Dios. Todos los cristianos debemos ser una casa de oración, porque el cristianismo se trata de ser como Cristo, y Él siempre oraba. Incluso hoy, Él intercede por nosotros ante el Padre. (Vea Hebreos 7:25). De ahí que, cuando usted es casa de oración, se hace como Cristo.
Pensamiento: Una vida sin oración carece de actividad espiritual.
Acerca de este Plan
La oración es un lugar. Un lugar secreto en el Espíritu. Un lugar de encuentros divinos con nuestro Padre celestial donde le expresamos nuestro amor, donde invitamos Su presencia, donde recibimos Su revelación y guía. Donde somos empoderados para servir a Sus propósitos en la tierra. Descubra las llaves esenciales para hacer Oraciones de Rompimiento, incluyendo cómo recibir respuesta a sus oraciones según la voluntad y la Palabra de Dios.
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Nos gustaría agradecer a por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.espanolwh.com/book-authors/guillermo-maldonado/