La verdadera comisiónMuestra
El propósito eterno de Dios en mí
Vivimos bajo el nuevo pacto. En el nuevo pacto ninguna de las declaraciones hechas por Dios es para condenar. No hay condenación, ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1).
Pero esto no significa que como hijos de Dios no tengamos que examinar nuestra vida constantemente. El rey David clamó al cielo: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno» (Salmo 139:23–24) RVR.
Sin embargo, la autocrítica no es igual a la condenación. Cuando yo voy al espejo de la Escritura, puedo ver el reflejo de la imagen de Cristo y comprender en qué me estoy pareciendo y en qué no. El estándar es el aumento de la persona de Cristo en nosotros. Antes de Cristo, la ley era la medida. Cuando Cristo la cumplió dejó de ser la manera de medir. Es Cristo la medida perfecta sobre la cual construimos nuestra vida.
Si al mirar 1 Corintios capítulo trece, no llegamos a esa medida de amor, es porque todavía no hemos llegado a esa medida de Cristo en nuestra vida. Es un parámetro que nos permite evaluarnos frente al espejo de Cristo. Cuando dejamos de aplicar Corintios trece en nuestros hermanos, entonces nos damos cuenta de cuánto nos falta Cristo.
Sabemos también, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que le aman y son llamados según el propósito que Dios tiene para ellos. Entonces, cuando pase por pruebas y dificultades, podré saber que el propósito de Dios no dejará de cumplirse en mí, sino que simplemente Dios está obrando en mi vida para que yo crezca en conocimiento y revelación de la medida de Cristo en mí.
Aun en la circunstancia más difícil, yo puedo seguir parado firme en la roca, porque el amor de Cristo en mí, me permitirá superar todas las cosas. Lo que aparentemente está ahí para matarte, en realidad te ayudará a bien. Nada te podrá separar de Cristo ni de su propósito eterno. Nosotros podemos hacer muchos planes, pero al fin, es el propósito eterno de Dios el que prevalecerá.
Te invito a que, junto a mi hoy, eleves este canto que se halla en Habacuc 3:17–19 delante de Dios:
«Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar».
Acerca de este Plan
Después de la cruz, Jesús pasó cuarenta días con sus discípulos en un curso intensivo donde ya no habló por parábolas, sino que directamente reveló el plan eterno. Esta capacitación fue tan impactante que hizo que ninguno de ellos nunca más traicionara el propósito eterno que estaba sobre sus vidas. En estos días, nos proponemos develar en qué consistió este gran cambio. ¡Súmate a este transformador viaje de discipulado radical!
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Nos gustaría agradecer a American Bible Society / El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.americanbible.org/