[Serie Dichosos los que sufren] Consuelo al quebrantado de corazón Muestra

La ola

Y de repente y sin aviso, una ola de sensaciones y emociones se sucedieron una a la otra. Una ola abrumadora golpeó las fibras más íntimas de tu ser. Estos sentimientos se suceden sin un orden particular, a veces hasta carecen de sentido. Puedes reír y llorar en el espacio de segundos. Es parte de la secuencia de duelo. 

El dolor es parte de la experiencia humana y una reacción natural a la pérdida. Todo lo que estás viviendo es natural. Los escritores de los salmos, David, los profetas, Noemí, Job, el apóstol Pablo, Elías, y hasta el mismísimo Jesús, se encuentran entre los compañeros de viaje a través del valle más oscuro de los valles. Todos ellos fueron sacudidos por olas de infinidad de sentimientos iguales a los que estás enfrentando hoy.

No ignores esos sentimientos, no los escondas. Reconócelos y permite que esas emociones sean liberadas. Dios no dice que no pasarás por el valle de sombra. Dice que pasarás y que él estará contigo. Encontrar una forma segura de expresar tu dolor es una respuesta saludable a la pérdida que sientes. Es normal. Es humano.

Tanto es así que el salmo de tu lectura de hoy dice que Dios está cerca de los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza. Dice que Dios atiende el clamor del hombre angustiado. Una vez más, nuestro amado Pastor nos hace sentir su cercanía. Él está cerca y dispuesto a escuchar tu clamor. 

Abre tus labios y deja que ese clamor fluya de tu interior. Dios está escuchándote. Dios está atento a tus palabras. Si tu corazón está hecho pedazos, entrégaselo hoy y deja que Jesucristo te consuele y sane tu dolor. Cuéntale por lo que estás pasando. Y él te promete que te librará de la angustia. 

Te animo a que comiences un diario de tu camino. Siéntete libre de escribir en él tus sentimientos y pensamientos. Libera las emociones que estás sintiendo. Reconocer tus sentimientos te ayudará a hacerles frente con la palabra de Dios. Reflexiona sobre ellos y escribe los versículos y las preguntas que iremos haciéndonos día a día. 

Concluye tu tiempo de reflexión pidiéndole a Dios que tu lectura de su palabra sea el sustento necesario, el aliento y consuelo que tu alma necesita. También te animo a que copies o hagas una captura de pantalla de los versículos que hablen en forma particular a tu corazón y que los lleves contigo, reflexiona sobre ellos durante el día. Recibe consuelo en los brazos de tu amado Jesús.