[Serie Dichosos los que sufren] Consuelo al quebrantado de corazón Muestra

Tu vara y tu callado me infundirán aliento

Cuán difícil es estar rodeado de gente, y al mismo tiempo, sentirse solo. Y más allá de la sensación de soledad, sentirse incomprendido. Miras a tu alrededor y todos parecen estar conectados, y tú, estás invadido por una corriente de desapego y desconexión total. Estás, pero no estás. 

Los seres humanos se comportan en modo extraño frente al dolor ajeno. Muchas veces ni siquiera saben qué hacer o qué decir. Algunos prefieren callar, pero sus miradas lo dicen todo. Otros hablan poco y lo justo. Hay amigos que se acercan, otros que se alejan. En mi propia experiencia frente al dolor, creo que lo que más daño me hacía era sentir que nadie podía comprender por lo que estaba pasando. 

En ese momento de dolor lascerante, fue cuando tomé la palabra de Dios en mis manos y en un acto de total desesperación comencé a leer los hermosos versos del Salmo 23. Las palabras parecían invadir cada célula de mi cuerpo. Dios me decía que no temiera, que él estaba conmigo. 

El salmista usa como imagen un pastor que guía a las ovejas por lugares difíciles. Con su vara, no solo muestra hacia dónde ir. La cercanía de esa vara libra a la oveja de caer en un precipicio, de perderse en el camino, y además; esa cercanía infunde aliento, reconforta. Te hace saber que no estás solo. Que él está a tu lado. 

Si el Señor es tu pastor, permítele que te guíe por este valle. Deja que camine junto a ti. No estás solo. Él nos prometió que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. No está lejos. Dios dice que está cerca de los quebrantados de corazón. Sé que no es fácil, pero su cercanía te infundirá aliento. Te dará las fuerzas de seguir por el camino que está frente a ti.

El dolor es parte de la experiencia humana, antes o después, todos atravesaremos un valle de sombra. La diferencia se encuentra en cuanto a cómo lo atravesarás. Puedes hacerlo solo, o puedes dejar que el Señor sea tu Pastor. Puedes dejar que sus palabras te infundan aliento y que su vara te guíe y reconforte.