El propósito eterno del Padre en el HijoMuestra

La realidad de Cristo

Cuando hablamos de iglesia, esto reta muchas opiniones y criterios teológicos, incluso, especulaciones o argumentos que hemos definido. Se plantea a la iglesia, como distintas comisiones. Existen un sinfín de congregaciones o expresiones, algunos la definen en lo que hacen: énfasis de los dones, guerra espiritual, fundamento doctrinal, aspecto social, en su expresión de alabanza; son diversas maneras en las que se describe el quehacer de la iglesia. Tenemos la idea de iglesia como un edificio, una mega congregación, construcción o grupos en casa, pero estas son especulaciones y formas de entender lo que no es la realidad. La realidad es Cristo en su cuerpo, en su expresión de vida y la que Dios quiere.

Muchas veces, en la ignorancia inventamos ideas que se centran en un hombre y una naturaleza incorrecta (adánica), la cual ante los ojos de Dios ya fue sacada del escenario. Hoy la iglesia es más la expresión de un hombre, que la de Cristo. La iglesia tiene que ser vista desde un elemento espiritual, ¿por qué?, porque debemos entender que las cosas espirituales son la sustancia y realidad misma de la vida de Dios. Dios nos hace entender las cosas espirituales, aun las naturales porque, aunque podemos ver algunas, no son reales; el viento, ¿se puede ver?, ¡no!, pero es una realidad en el ámbito natural. En lo espiritual hay cosas que no podemos ver, pero son realidad, más reales que las físicas. 

Cuando hablamos de las cosas espirituales, debemos comprender el amor de Dios, su justicia, su ciudad y su reino; no estamos hablando de algo intangible, es algo real, porque revela la esencia de lo espiritual. ¿Quién es la esencia de todo lo espiritual?, Dios revelado en Cristo, porque Él es Espíritu. 

En la medida que percibimos la realidad de Cristo, Él tiene aparición y se manifiesta. No entendemos la realidad de la vida, hasta que suceda la expresión de la misma, para eso necesitamos que Él aparezca, que se haga conocer. Fue lo que Pablo recibió, cuando Jesús lo llamó y le dijo: Yo te escogí para que veas al Justo, oigas su voz y seas ministro de las cosas en que he aparecido, también me apareceré a ti, y serás testigo de esas cosas, (Pablo no había visto todo). ¿Dónde concibió todas las cosas espirituales? No en algo, sino en alguien. ¿En quién? En Cristo.