El propósito eterno del Padre en el HijoMuestra

Familia y habitación de Dios

Propósito se define, como la causa internacional y original por la que algo se crea, hace o establece. El propósito da un resultado predeterminado, por la intención de quien lo genera. El propósito nació en Cristo, y es por Él. El Padre se sintió complacido en ejecutar el propósito en el Hijo, por lo cual deseó más hijos como Él, por eso estamos en Cristo. El Padre tuvo un Hijo unigénito, en Él encontró deleite para su propósito, y nos amó de tal manera que dio al unigénito, para que se convirtiera el primogénito entre muchos hermanos. 

Dios decide con sus hijos tener una familia, que se constituyan en su casa, su habitación y un lugar de deleite y propósito, donde Él habita para siempre. Dios no desea visitar la casa, sino habitarla, por eso si estas esperando en tu vida e iglesia una visitación de Él, no sucederá. Dios no está haciendo turismo en la Tierra, tiene el dominio, desde la eternidad, hasta la eternidad. Dios no está de visita, es Gobernante. Dios establece su dominio a través del Rey que es su Hijo, nos elige para participar de ello, y por medio de nosotros, se conocerá y expresará la multiforme gracia de Él, la cual se comunicará y notificará a todo principado y potestad. La Palabra declara: «conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor».

El propósito fue determinado, establecido y definido; ya está hecho. Estamos en el tiempo, pero Dios se mueve en lo eterno. Para Él ya está hecho. Lo que para nosotros es futuro, es pasado para Él, porque Dios opera en la dimensión de lo eterno.

La iglesia debe, dar a conocer, manifestar y traer a evidencia pública, la idea que Dios estableció de cada uno como iglesia; somos la expresión misma de la vida del Hijo. Debemos ocuparnos en nuestra asignación más trascendente, y no en la existencia temporal, eso define lo que es y hace la iglesia. 

Debemos entender, que en la medida que pensamos conocer algo, necesitamos estar dispuestos a aprender más. No debemos decir: «eso lo sé», porque no vamos a aprender, y necesitamos conocer más. Dependemos de la soberanía del Espíritu, para que nos dé a conocer. Él quiere revelar a Cristo en nuestros corazones, en la medida que estemos dispuestos a morir a nuestro criterio y preconceptos, entonces se hará realidad, porque el Padre se place en manifestar a su Hijo.