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Cristo, mi paz y mi garantía

DÍA 4 DE 7

Cristo es nuestra paz

Es una identificación de pacto. En quinto lugar, la expresión «Dios de paz» es, por tanto, un título de pacto, pues toda la transacción entre Dios y Cristo, fue hecha conforme a una estipulación eterna. En la eternidad, se había acordado que el buen Pastor, haría satisfacción completa por los pecados de su rebaño, reconciliando a Dios con ellos, y a ellos con Dios. Ese pacto entre Dios y sus elegidos es denominado expresamente «pacto de paz». El derramamiento de la sangre de Cristo fue el sello o ratificación de ese pacto, tal como se deduce de Hebreos 13. 

Es una identificación dispensacional. En sexto lugar, el título «Dios de paz», también es un título dispensacional, y como tal, tenía un significado especial para quien lo usaba con frecuencia. Aunque judío de nacimiento y hebreo de hebreos por educación, Pablo fue llamado por Dios a «predicar a las naciones las incalculables riquezas de Cristo». Quizás este hecho indique por qué este apelativo «Dios de paz», sea característico de Pablo; porque, en tanto que, los otros apóstoles ministraron y escribieron principalmente a la circuncisión, Pablo fue primordialmente apóstol a la incircuncisión. Por eso él, más que ningún otro, adoraba a Dios porque, esa paz fuese predicada a los que estaban lejos y a los que estaban cerca. 

Pablo recibió una revelación especial con respecto a Cristo: «Porque Cristo es nuestra paz, que de los dos pueblos [judíos y gentiles] ha hecho uno solo… Esto lo hizo para crear en sí mismo, de los dos pueblos, una nueva humanidad al hacer la paz, para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo». Entonces, en virtud que recibió esta revelación especial, el apóstol a los gentiles, fue particularmente idóneo para invocar a Dios con este título, al elevar sus súplicas por los hebreos y por los gentiles.

Es una identificación relacional. Finalmente, este es un título relacional, y con esto quiero decir que se encuentra estrechamente relacionado a la experiencia del creyente en Cristo. Los redimidos, no son solamente los sujetos de esa paz judicial, que Cristo hizo con Dios en favor de ellos, sino que también, participan en la gracia divina. La medida de la paz divina que gozan, es proporcional a la medida en que son obedientes al conocimiento que tienen de la gracia de Dios, porque la piedad y la paz son inseparables. Cuando la santidad reina sobre todo el universo, también prevalece la paz. No hubo guerra en el cielo hasta que uno de los ángeles principales se convirtió en diablo y fomentó una rebelión contra el trino Dios. Así como el pecado acarrea contienda y miseria, la santidad engendra paz de conciencia. La santidad, complace a Dios, y cuando Él está complacido, todo es paz. Cuánto más sea ponderada esta oración, en detalle y en forma global, más se notará, cuán apropiado es este título para Dios. 

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Acerca de este Plan

Cristo, mi paz y mi garantía

La oración de Hebreos 13, es un notable resumen de toda la epístola, a la que todo hijo del reino y ministro competente del nuevo pacto, debería dedicar especial atención. El tema central de esta grandiosa y magistral epístola, es revelar la obra completa y perfecta, en el sacrificio de Cristo y mostrar, la superioridad del sacerdocio de Cristo, a cualquier otro sacerdocio.

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Queremos agradecer a Basilio Patiño de acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.redrema.org y http://www.elcentronetwork.com