Cristo, mi paz y mi garantíaMuestra
Dios de paz, un nombre significativo
Es mediante la obediencia y el sufrimiento de Cristo, que la justicia de Dios quedó totalmente reivindicada, al restablecer la paz entre Dios y los pecadores. Además, la gratuita operación del Espíritu de Dios, vence la enemistad anidada en el corazón de su pueblo, y trae a los suyos a una sujeción leal hacia su Dios. De este modo, se elimina la discordia y se crea la amistad, y es por la obra perfecta y completa de Cristo que el Padre nos reconcilia y restaura a una nueva posición, pues ahora nos ve como hijos justificados y no como pecadores perdonados.
Es una identificación selectiva. En tercer lugar, se trata de un título restrictivo. Dios es «Dios de paz», únicamente para aquellos, quienes están unidos a Cristo, en una vinculación salvífica, puesto que ninguna condenación hay, para aquellos que están en Él. Pero el caso, es totalmente distinto, con quienes rehúsan inclinarse ante el cetro del Señor Jesús y buscar protección bajo su sangre expiatoria. «El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que desobedece al Hijo… la ira de Dios está sobre él».
Notemos que no se trata, que el pecador va a caer bajo la ira de Dios, que la ley divina menciona; sino que ya está bajo ella. Además, en virtud de su relación corporativa con Adán, todos sus descendientes son «por naturaleza objeto de la ira de Dios», y llegan a este mundo, como objeto del desagrado judicial de Dios.
Es una identificación gubernamental. En cuarto lugar, el título «Dios de paz», es un epíteto del evangelio del reino. Las buenas nuevas que sus escogidos recibieron, para predicarlas a todo el mundo, son anunciadas como, la paz. Es muy apropiado darles ese nombre, porque así se exhibe, la gloriosa vida del Príncipe de Paz.
La expresión evangelio de la paz, también pone de relieve la obra suficiente de Cristo, por medio de la cual, hizo «la paz mediante la sangre que derramó en la cruz». La clave de la predicación evangélica consiste en explicar cómo lo logró Cristo. El Señor, obtuvo la paz, entrando en el espantoso abismo que el pecado había abierto entre Dios y los hombres, cargando con las iniquidades de todos aquellos que habían de creer en Él, y sufriendo la pena total que merecían esas iniquidades. Cuando el que estaba libre de todo pecado fue declarado pecador, por el bien de su pueblo, quedó bajo la maldición de la ley y bajo la ira de Dios.
Acerca de este Plan
La oración de Hebreos 13, es un notable resumen de toda la epístola, a la que todo hijo del reino y ministro competente del nuevo pacto, debería dedicar especial atención. El tema central de esta grandiosa y magistral epístola, es revelar la obra completa y perfecta, en el sacrificio de Cristo y mostrar, la superioridad del sacerdocio de Cristo, a cualquier otro sacerdocio.
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Queremos agradecer a Basilio Patiño de acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.redrema.org y http://www.elcentronetwork.com