Depresión. Reclama tu vida y hazlo de Su mano.Sample
Dios, ¿dónde estás?
“Cerca de las tres de la tarde, Jesús clamó a gran voz. Decía: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?», es decir, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Mateo 27:43
Las experiencias difíciles llevan a emociones complicadas y, estas a su vez, pueden llevar a total desesperanza. Si no me crees, pregúntate lo siguiente: ¿Cómo pudo el mismísimo Hijo de Dios sentirse abandonado por el Padre?
Aunque es verdad que el enemigo se aprovecha de nuestras debilidades, la realidad es que a Jesús no lo estaba atacando Satanás en este asunto. Jesús tenía Su alma abatida por el peso del pecado de la humanidad. Él también era hombre en esos momentos y, por eso, podemos concluir que el dolor físico y emocional también jugaron un papel en cómo Él se sintió en la cruz.
Jesús estaba bajo mucha presión emocional y, aunque hizo una pregunta que contrariaba la verdad de quién es Dios, El Padre no le juzgó por cuestionar; El Padre sabía que Jesús se sentiría así, y nunca le dejó.
Los pensamientos negativos y los sentimientos que estos generan pueden llevarnos a sentirnos abandonados por el Padre. Al menos a mí me pasaba mucho y era porque en mi vida me sentí emocionalmente abandonada por otros y sola muchas veces. Pero, cada vez luché estos sentimientos con la verdad de que Él nunca me dejará ni me abandonará, y con los años, empecé a sentirme cada vez más cerca a mi Padre celestial.
Dios tampoco te juzga a ti por a veces pensar incorrectamente sobre Él. No te avergüences, y regresa pronto a la verdad.
Medita y habla con Él:
Dios, en los versículos de hoy puedo ver que Tú eres...
Alma, hoy te digo...
Estoy agradecido por...
Hoy decido confiar en Ti en esto...
About this Plan
¿Estás cansado de sentir tristeza constante y querer aislarte aunque tienes todo de Dios? ¿De salir de la iglesia con ganas de conquistar el mundo para que dos días después ya no tengas esperanza? Si es así, este Plan de 10 días es para ti. A través de verdades bíblicas y de un entendimiento más profundo de tu alma (intelecto, emociones y voluntad), podrás detener la vergüenza por sentir depresión y los juicios contra ti mismo por sentirte un “mal cristiano”, mientras invitas a Jesús a guiarte en el camino de la sanidad emocional que tanto anhelas.
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