Depresión. Reclama tu vida y hazlo de Su mano.Sample
Alma, ¡bendícelo!
"¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre! ¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones!" Salmos 103:1-2
¿Cómo es posible pasar de sentimientos de angustia y soledad a sentirse seguro, amado y con esperanza? Si leemos los salmos 102 y 103 de corrido, es interesante ver cómo cambia la actitud de David de manera radical. El David deprimido del salmo 102 se convierte, en el 103, en un parlante de agradecimiento al Dios de su alma.
La clave de este cambio está en las primeras palabras de este último salmo en el que David proclama con signos de admiración: “¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre!”.
Aunque David estaba teniendo emociones difíciles, él tomó dominio sobre su alma y le dio un mandato de “alabar al Señor”. Sus sentimientos eran válidos según su situación, pero, con voluntad decidida, le exige a su alma cansada que alabe a su Dios. Y, el resto del salmo 103 es un canto a Su poder y bondad.
Una vez, alguien me dijo: “Laura, fuiste hecha como recipiente de gozo y no de tristeza”. Estas palabras me rescataron de muchos momentos depresivos cuando tuve que recordarle a mi alma que la tristeza no podía permanecer para siempre, porque Dios me hizo como recipiente de gozo.
Dios, hace miles de años, enseñó lo que la psicología hoy comprueba, y es que pensar y hablar lo bueno es salud para tu alma. Hoy entonces, sin importar el estado de nuestra alma, recordémosle, en voz alta, lo que Dios dice de nosotros.
Medita y habla con Él:
Dios, en los versículos de hoy puedo ver que Tú eres...
Alma, hoy te digo...
Estoy agradecido por...
Hoy decido confiar en Ti en esto...
About this Plan
¿Estás cansado de sentir tristeza constante y querer aislarte aunque tienes todo de Dios? ¿De salir de la iglesia con ganas de conquistar el mundo para que dos días después ya no tengas esperanza? Si es así, este Plan de 10 días es para ti. A través de verdades bíblicas y de un entendimiento más profundo de tu alma (intelecto, emociones y voluntad), podrás detener la vergüenza por sentir depresión y los juicios contra ti mismo por sentirte un “mal cristiano”, mientras invitas a Jesús a guiarte en el camino de la sanidad emocional que tanto anhelas.
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