Depresión. Reclama tu vida y hazlo de Su mano.Sample
El alma agobiada
"Pues mis días desaparecen como el humo, y los huesos me arden como carbones al rojo vivo. Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba, y perdí el apetito". Salmo 102:3-4
C.S. Lewis, teólogo y escritor de Las Crónicas de Narnia, dijo: "El dolor mental es menos dramático que el dolor físico, pero es más común y también más difícil de soportar".
¿Te haz dado cuenta de que somos duros con nosotros mismos al enfrentar enfermedades del alma pero más comprensivos cuando son dolores del cuerpo? Esto no debe ser así. Nuestras emociones sufren heridas reales, así como el cuerpo las sufre. Y, así como el cuerpo, nuestra alma necesita cuidado específico.
Muchas veces, los dolores del alma no tienen nada que ver con problemas espirituales, sino con eventos reales como traumas de la niñez o golpes emocionales espontáneos como la muerte de un amigo.
El rey David no tuvo miedo de decirle al Padre cómo se sentía cuando estaba en guerra, y Jesús mismo le dijo a Sus discípulos que estaba angustiado antes de que los soldados los arrestaran. Ellos sabían que el Padre no se avergonzaba de sus luchas.
Dios tampoco se avergüenza de las nuestras. Él entiende que nuestras emociones negativas por causas justas no tienen nada que ver con nuestra falta de amor por Él o confianza en Su capacidad para sanarnos.
Acude hoy a Dios sin ninguna vergüenza. Déjalo entrar a tu proceso y pídele específicamente por guía creativa para sanar tu alma, así como pides por sanidad para tu cuerpo.
Medita y habla con Él:
Dios, en los versículos de hoy puedo ver que Tú eres...
Alma, hoy te digo...
Estoy agradecido por...
Hoy decido confiar en Ti en esto...
About this Plan
¿Estás cansado de sentir tristeza constante y querer aislarte aunque tienes todo de Dios? ¿De salir de la iglesia con ganas de conquistar el mundo para que dos días después ya no tengas esperanza? Si es así, este Plan de 10 días es para ti. A través de verdades bíblicas y de un entendimiento más profundo de tu alma (intelecto, emociones y voluntad), podrás detener la vergüenza por sentir depresión y los juicios contra ti mismo por sentirte un “mal cristiano”, mientras invitas a Jesús a guiarte en el camino de la sanidad emocional que tanto anhelas.
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