Rapsodia de Realidades (Noviembre de 2018)Sample

  

19  Pastor Chris

LA SALUD DIVINA ES TU NATURALEZA 

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Juan 1:2). 

En 1 Pedro 2:24, la Biblia, haciendo referencia a Jesús, dice: "Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados". Muchos cristianos alrededor del mundo se apoyan en este versículo para fortalecer su fe para recibir sanidad. Pero ¿sabías que este versículo no fue escrito para los cristianos? Verás, esa escritura no es aplicable a la nueva criatura en Cristo, porque Pedro les estaba escribiendo a los judíos que estaban dispersos por el extranjero (Lee 1 Pedro 1:1).

La nueva criatura en Cristo tiene la vida eterna - la vida misma de Dios. Por lo tanto, ¿cómo puede enfermar? Es cierto que los que aún son niños espirituales, y que aún están madurando en el conocimiento de Cristo, podrán sentirse enfermos y luego sanar. Pero la realidad es que la salud divina es tu naturaleza en Cristo. La sanidad es buena - es el pan de los hijitos, pero lo mejor de Dios para ti es que andes en salud divina; ese lugar donde no necesitas sanidad, porque no enfermas.

Hay quienes piensan que no es posible que alguien esté siempre sano. Piensan que es absurdo, pero esa es la vida que Jesús nos ha dado. Su muerte, sepultura y resurrección consumaron la salud divina. Él nunca estuvo enfermo. No leemos en ninguna parte de la Biblia que Jesús necesitara ser sanado de cosa alguna. Jesús disfrutó de una salud perfecta.

Has de trascender el plano de la búsqueda de la sanidad divina, para disfrutar la salud divina.  Ésta es la vida de la nueva criatura en Cristo Jesús. El entendimiento infantil de que Jesús llevó tus enfermedades y dolencias es bueno. Sin embargo, hay un nivel más alto de conocimiento y entendimiento, con el que comprendes que al nacer de nuevo recibiste la vida eterna de Dios. Ahora eres un participante de la naturaleza divina. Has recibido la vida de resurrección que está por encima de toda enfermedad y dolencia. Este conocimiento superior es el que has de adquirir a fin de vivir por él. 

Confesión

Yo vivo con potestad sobre este mundo y todas sus influencias corruptoras. Ninguna enfermedad ni dolencia puede prosperar en mi cuerpo, ¡porque tengo la vida eterna; la indestructible e invencible vida de Dios en mi espíritu! Yo soy consciente de mi divinidad e inmortalidad en Cristo Jesús. ¡Bendito sea Dios!

Estudio Más Amplio: 

2 Corintios 5:17 

Juan 1:12-13