Rapsodia de Realidades (Noviembre de 2018)Sample

  

18  Pastor Chris

“PARTICIPANTES DE UN MISMO PAN” 

Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (2 Pedro 1:4).

En Juan 6:32-33, en respuesta a los judíos, Jesús dijo: “…No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo". Y resaltó esto de nuevo en Juan 6:49: "Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera”. Aquí, Jesús estaba hablando de sí mismo; ¡Él es el pan vivo!

La Palabra de Dios es el pan vivo, que descendió del cielo: La Palabra que se hizo carne. Jesús explicó esto en Juan 6:51. Él dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”.

Pero en 1 Corintios 10:17 leemos algo poderoso: “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”. Si participamos de este mismo pan, entonces es que tenemos la misma vida. Hemos nacido por la Palabra (1 Pedro 1:23), y Jesús es la Palabra que fue hecha carne (Juan 1:14). Colosenses 1:18 dice: "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia...". La vida del cuerpo no es diferente de la vida de la cabeza. La cabeza y el cuerpo comparten la misma vida.

No es de extrañar que en 2 Pedro 1:4 leamos que "somos participantes de la clase divina". Compartimos su vida, su gloria, su justicia, su salud, su prosperidad, su fortaleza y su autoridad. Esto es lo que afirmamos cuando participamos de la Santa Comunión; es una celebración de nuestra unión con Él. Somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos (Efesios 5:30). ¡Bendito sea Dios!

Confesión

Cristo es mi vida. ¡En Él vivo, me muevo, y soy! ¡Soy un miembro de su cuerpo, de su carne y de sus huesos! Soy partícipe de su vida, de su justicia, de su gloria, de su prosperidad, de su salud y de su dominio. Yo siempre venzo y progreso en todo lo que hago, porque tengo la vida y la naturaleza de Dios. ¡Aleluya!

Estudio Más Amplio

2 Pedro 1:4 

Efesios 5:30 

1 Juan 4:17