«La plenitud de Dios»Muestra
«Cristo glorificado en la iglesia»
Sólo entendiendo la revelación, que el Cuerpo de Cristo es la expresión y plenitud de Cristo, sabemos verdaderamente lo que es la iglesia, nos dedicaríamos con fidelidad solemne a edificarla y no dividirla. Es entonces, que Pablo proclama una sublime alabanza, incluso una doxología: «A Él sea gloria en la iglesia». Ahora que la iglesia ha llegado a existir de manera práctica, Cristo puede ser glorificado en la iglesia. Dicha iglesia no es simplemente la reunión de los llamados de Dios; es la plenitud misma de Dios.
Esta visión, revela la manera única en que el Señor edifica su iglesia. Es solamente cuando tenemos esta iluminación que el Señor puede llevar a cabo dicha edificación en la tierra. Han transcurrido 20 siglos de historia cristiana, y ¿qué ha conseguido el Señor? Si analizamos la situación actual, veremos que muy pocos han recibido el entendimiento y la aplicación práctica que Pablo tuvo de la iglesia; porque una cosa es que haya crecido el cristianismo como religión organizacional y otra, muy distinta que haya crecido la iglesia, como organismo funcional, para la expresión y extensión del reino de Cristo.
Ser llenos al ser la expresión del Dios Triuno
Pablo trata sobre la economía de Dios y cómo ésta produce la plenitud de Dios, y se puede ver al Dios Triuno. El Padre, contesta y cumple la oración del apóstol por medio del Espíritu, para que Cristo, el Hijo, haga su hogar en los corazones de los que creen. De esta manera, somos llenos hasta la medida de la plenitud del Dios Triuno, esta es su impartición en todo nuestro ser, por la cual llegamos a ser su expresión.
Según Efesios 3, el Dios Triuno, no debe ser objeto de debates doctrinales; Él se revela como el Dios que se imparte en los creyentes, a fin de que sean llenos hasta la medida de la plenitud, no sólo del Padre, ni sólo del Hijo, ni sólo del Espíritu, sino de Dios. Pablo pide que el Padre nos fortalezca por su Espíritu, para que Cristo haga su hogar en nuestros corazones y ocupe plenamente nuestro ser interior, a fin de que seamos llenos hasta la medida de la expresión del Dios Triuno. ¡Cuán glorioso y maravilloso es esto!
Esta es la economía de Dios, en la revelación progresiva de su propósito eterno, para obtener en Cristo la familia de Dios, la casa de Dios como morada suya, hasta manifestar la ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén como expresión misma de su gloria.
Acerca de este Plan
Cuando las riquezas de Dios están en Dios mismo, son sus riquezas, pero cuando estas riquezas son expresadas, llegan a ser su plenitud. Cuando hablamos de la plenitud de Dios, nos referimos a que las riquezas de todo lo que Dios es, han llegado a ser su expresión por medio de Cristo en nosotros.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com