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Viviendo Transformado

Somos hijas del Rey. Tenemos linaje real lo que nos otorga autoridad y poder sin igual. Y con ese don viene la responsabilidad de estar firmes en la verdad de Dios y pelear por aquellos que amamos.

Vestidas con toda la armadura de Dios juntas con el ejercito de otros creyentes, podemos ir contra el enemigo sin retroceder ante las dagas que nos arroja. Podemos ser femeninas pero feroces en nuestra batalla. Y con entrenamiento, podemos aprender a pelear las mentiras de Satanás hasta que ya no nos afecten.

Si una amiga nos dice que ella no es buena, somos las primeras en reaccionar y decir que no es verdad. Pero tendemos a creerlo sobre nosotras. Las terribles mentiras que el enemigo nos susurra son cosas que hieren que nunca le diríamos a otros, y no nos deberíamos decirnos a nosotros tampoco.

Necesitamos luchar con nuestro lado negativo de la misma forma. Si piensas, "No soy linda," "No soy suficiente," o "No lo merezco". Detente, rechaza la mentira, y habla la verdad de Dios en voz alta.

Dios dijo que el demolerá fortalezas. Eso no es temporario o pasivo. Significa que se fue, que nunca más volverá. Cuanto más familiarizadas estemos sobre las armas del enemigo y mejor plantadas en lo que Dios dice que somos, más fácil será desviar los ataques. Estas dagas volando pueden no ser literales, pero pueden retrasarnos y distraernos de lo que se supone debemos enfocarnos.

Vivir transformado significa que tu identidad está firmemente arraigada en Cristo. Sabes cómo identificar y pelear una batalla espiritual. Has olvidado lo que está detrás para avanzar en libertad. Y estás dispuesta a caminar hacia la batalla lista para defender a tu seres queridos con una femineidad feroz.

Creer y caminar en la verdad de Dios es la única forma que podemos comenzar a vivir transformados.

Oramos a Dios que use este Plan para ministrar tu corazón.
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