Viviendo transformadoMuestra

Libertad

Jesús vino a darnos vida y una vida en abundancia. Debido a Su sacrificio en la cruz, somos libres. Pero no siempre vivimos esa libertad.

Si has aceptado a Jesús como Señor de tu vida, Él ha tomado tu pecado y lo ha separado de ti tan lejos como el este del oeste. De alguna forma, nos autoconvencemos de no estar calificadas o de que nuestro pecado es demasiado malo. Pero la profundidad de Su amor por nosotras no conoce límite. No tenemos que vivir una vida de auto condenación, cargadas con el pasado, o distraídas por las mentiras del enemigo.

Cuando te encuentres cayendo en la duda, o el miedo, tómate un tiempo fuera de caer en espiral y habla con Dios. Cuéntale qué emisiones estás experimentando y pídele que te revele Su verdad. Busca en Su Palabra para encontrar qué dice la Biblia sobre tu situación. La Biblia es tan relevante hoy como en los días en que fue escrita, y hay respuestas esperándote.

Yo vivo en libertad. No porque sea una persona perfecta, sino porque Dios es soberano y Él dice en la Biblia que puedo vivir libre de la duda abrumadora y el temor. Su Palabra dice, "No temas porque yo he vencido al mundo." Confío en Su Palabra y dejo que sólo ella gobierne mi vida.

Todas somos libres de caminar de la mano con Dios y tener una relación personal con Él. Somos libres de confiar en Su Palabra y aplicarla en nuestra vida. Libres para aceptar Su gracia, libres de una eternidad separadas para Él, libres de condenación. Su vida, muerte y resurrección reemplaza todo en nuestro pasado y todo en nuestro futuro.

Este tipo de libertad cambia nuestra perspectiva y todo lo que hacemos. En lugar de recordarle nuestro pasado constantemente, podemos vivir en la libertad de Su redención. Si aprendemos a poner nuestra identidad en quién Él dice que somos, podemos dejar de vivir para el mundo y vivir para la audiencia con uno. Podemos saber que fuimos creadas con un propósito específico. Podemos saber cómo luce nuestra eternidad y hacer lo mejor para traer a otras con nosotros.

Cuando vivimos con una perspectiva eterna, no tenemos que estar ansiosas sobre el aquí y el ahora. Podemos vivir en libertad sabiendo que nuestra eternidad está asegurada.