Viviendo transformadoMuestra

Guerra Espiritual

Vivir con la conciencia de la guerra espiritual significa primero comprender que hay un enemigo que merodea como león. Los leones no están al acecho; ellos son furtivos. Y de igual forma, nuestro enemigo será engañoso, turbio y revuelva las cosas debajo de la superficie y solo se sienta y ve la caída.

Él es el padre de la mentira. Nos dice mentiras como dagas, y quiere que las tomemos y estemos de acuerdo. Y cuando lo hacemos, él cambia sus mentiras en la voz de nuestra cabeza, y nosotros las repetimos. O asumimos lo peor sobre alguien más y alimentamos el conflicto entre nosotras. Cuando escuchamos algo no basado en la verdad de Dios, nos ponemos de acuerdo con la mentira de Satanás.

Otras tácticas del enemigo son el miedo, no pedir perdón, la empatía y el conflicto. Si él puede distraerte de lo que Dios quiere hacer a través tuyo, él gana. Es por eso que cuando piensas en hacer el bien, es lo opuesto. Satanás no quiere que vivas tu propósito dado por Dios. Necesitamos detener los ataques de nuestros propios pensamientos. Necesitamos aprender cómo distinguir los ataques del enemigo por lo que son y cerrarlos.

Esto es una guerra literal. Tus relaciones están bajo ataque porque el enemigo quiere separarte del grupo y sacarte de la batalla. Pero recuerda, tu batalla no es contra la persona que está a tu lado. Es en contra de un enemigo que ha venido para robar, matar y destruir. Y debemos luchar juntas por nosotras, nuestros esposos, hijos y amigos.

Si vivimos conscientes de los planes del enemigo, vivimos de forma diferente. Debemos ponernos la armadura de Dios diariamente. No es una metáfora, sino una guía sobre cómo recordar la verdad de Dios a lo largo del día. Escuchamos todo el tiempo que la Palabra de Dios es un arma. Pero, ¿cuándo fue la última vez que afilaste tu arma o la usaste en la batalla? Tienes el total poder y autoridad de Cristo a tu disposición como Su hija. Úsala con valentía para luchar contra el enemigo.

Sabemos cómo termina la guerra—con Jesús victorioso. Entonces pelea ferozmente desde un lugar de confianza en Cristo, sin miedo.