Salmo 19: La suficiencia de la palabra de DiosEjemplo

El gran valor de la palabra de Dios
Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón (Salmo 19:10-11).
Para David la revelación de Dios en su palabra escrita para el hombre era más valiosa y deseable que el mismo oro y que la miel.
El oro era símbolo de riqueza y poder. Se usaba para rendir honor a los reyes. Pero los juicios de Dios son más valiosos que el oro.
La otra metáfora que usa el rey David es que la palabra de Dios es dulce más que miel, y que la que destila del panal. “Para el Rey David, la palabra de Dios no solamente era tenida en más estima que los bienes materiales, era mayor que las experiencias sensoriales. La miel es dulce y placentera para comer, pero la palabra de Dios es aún más dulce” (Enduring Word).
Y concluye David, tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón. David aquí dio dos razones del porque los juicios de Dios eran valiosos: más valioso que cualquier bien material y más placentero que cualquier sensación o placer sensorial.
David termina también enfatizando la importancia de guardar la palabra de Dios. “Guardar significa hacer, no solamente oír. “Ni es suficiente que entendamos o ponderemos los preceptos de Dios, sino que debemos de practicarlos, si queremos ser felices” (Trapp).
Este énfasis en guardar – ser hacedor de la palabra de Dios – es acentuado en el Nuevo Testamento. “Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno oye la palabra, y no la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se consideró a sí mismo, y se fue, y luego se olvidó qué tal era. Mas el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es la de la libertad, y perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho” (Santiago 1:22-27)
Estos pasajes enfatizan la experiencia antes que la doctrina, lo cual no niega el valor de conocer doctrina bíblica (conocer los preceptos y mandamientos de la Biblia) sino el hecho de que saber de la Biblia no es un fin en sí mismo. No hay mucho valor en saber y no hacer conforme a la palabra de Dios.
El problema es que en muchos de nosotros hay una discrepancia - un gran abismo – entre nuestra teología y nuestra experiencia; entre lo que sabemos de palabra de Dios y lo que practicamos. Y es precisamente la puesta en práctica de la palabra de Dios, lo que activa la fe en nosotros; y es también la aplicación de la palabra de Dios, la que crea el estado de bienaventuranza en nuestras vidas: "Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace".
Escrituras
Acerca de este Plan

¿Cómo se revela Dios a la humanidad? El Dios suficiente se reveló a sí mismo en su palabra suficiente. Dios se revela tanto a través de la creación como de su palabra. El salmo aborda temas como la revelación general (la creación) y la revelación especial (la palabra de Dios), el poder transformador de la palabra y la necesidad de purificación interior. Este salmo enfatiza la suficiencia de la palabra de Dios, al ser perfecta, segura, recta, pura, limpia y verdadera y, en consecuencia, restaurar, hacer sabio, alegrar, alumbrar y crear temor de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com
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