Salmo 19: La suficiencia de la palabra de DiosEjemplo

El testimonio de la creación proclama la sabiduría y el poder de Dios

Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos (lo que sus manos han hecho). Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol; y este, como esposo que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino. De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor (Salmo 19: 7-10).

La Biblia nos dice que Dios se revela al hombre de cuatro maneras principales:

• La creación. Todo lo que Dios ha creado en la naturaleza revela quién es Él.
• La conciencia del hombre. Nuestra conciencia (la mente y el corazón humano) dan testimonio de la existencia de Dios.
• La palabra de Dios. Dios se nos revela a través de su palabra.
• El Unigénito Hijo de Dios (Jesucristo), quien es la revelación suprema y total de Dios.

Las dos primeras formas en que Dios se nos revela son generales y limitadas. Sin embargo, las otras dos formas de revelación son personales, plenas y completas.

Revelación natural

El salmista veía la gloria de Dios revelada en la naturaleza. Los cielos cuentan (declaran, proclaman, anuncian) la gloria de Dios. El sol, la luna, las nubes, las estrellas, los amaneceres revelan el poder y la sabiduría de Dios. Por sí mismos los cielos dicen ser obras de las manos de Dios, porque deben tener un Creador eterno, infinitamente sabio, poderoso y bueno.

La vastedad del universo, su ingeniería y su funcionamiento coordinado ponen de manifiesto la obra de Dios. El cielo diurno y el cielo nocturno nos hablan y revelan un excelso conocimiento acerca de la gloria, la sabiduría y la grandeza creadora de Dios. Un día emite palabra (mensaje) a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría.

La gloria de Dios en los cielos visibles es para que todos la vean; se comunica a toda la humanidad, sin importar su lengua. Es un mensaje que se ha difundido por toda la tierra.

El apóstol Pablo se alinea y amplía la idea del salmista de la revelación de Dios a través de la obra manifestada en la naturaleza. En Romanos 1 expone que las cosas invisibles de Él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa (Romanos 1:20) (ver Salmo 8:3-4). El apóstol Pablo señala que Dios se revela en su creación y que todos los hombres podrían reconocerlo.

Pablo nos dijo que debido a que este testimonio se había difundido por toda la creación, ningún hombre tiene excusa para rechazar al Dios que nos dio una evidencia tan clara (y hermosa) de su poder y sabiduría. De modo que los hombres no pueden acusar a Dios de ocultarse de ellos y por tanto excusar su falta de religión y su inmoralidad. La creación visible da testimonio de la existencia de Dios.

Él ha dado una revelación general que es obvia tanto en la creación como en la mente y el corazón del hombre. La automanifestación de Dios en la creación visible está al alcance de todos los hombres. Desde el comienzo de los tiempos, Dios ha hecho evidente el conocimiento de sí mismo a todas las personas a través de la grandiosidad y sublimidad de la creación, para que el hombre la percibiera y se preguntara sobre sus orígenes y su Creador.

Lamentablemente, los no creyentes no reconocen que Dios se revela a través de la creación visible y por ello sacan conclusiones falsas de esta automanifestación de Dios, adorando a lo que Dios ha creado, antes que al Creador.