3 personas que recibieron y siguieron la visión de Dios Parte 3: Abraham

De entre todas las personas de la Tierra, Dios eligió a Abraham para que fuera el padre de la nación de Israel. Al principio, Abraham no tenía una visión para su futuro. Creía que su legado terminaría con él, ya que él y su esposa Sara no tenían hijos. Pero Dios tenía otros planes. Dios le dio a Abraham una visión que superó con creces todo lo que él pudiera haber imaginado.

“El Señor le había dicho a Abram: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande y te bendeciré; ​​engrandeceré tu nombre y serás bendición” — Génesis 12:1-2.

Aunque Abraham no podía ver cómo se cumpliría la promesa de Dios —especialmente porque no tenía hijos— la visión de Dios era clara. Le prometió a Abraham descendientes tan numerosos como las estrellas y un legado que impactaría a las generaciones venideras.

Aplicación: Es sorprendente cómo Dios le dio a Abraham la visión de convertirse en el padre de una nación cuando, en lo natural, ni siquiera podía tener un hijo. Tal vez usted sienta lo mismo, como si su legado no llegara lejos o como si las promesas de Dios parecieran imposibles de cumplir. Pero, tal como Dios hizo con Abraham, Su visión para usted puede desarrollarse de maneras que no puede imaginar si decide dar un paso adelante en obediencia radical.

La obediencia de Abraham de dejar todo atrás abrió la puerta a la visión de Dios para su vida. No sabía cómo Dios cumpliría la promesa, pero confió y siguió. Con el tiempo, Dios le dio el hijo prometido, Isaac, y a través de él, multitudes de personas vinieron. Hoy, la humanidad todavía se refiere a Abraham como el "padre de muchas naciones". Este es el Dios al que servimos, un Dios que puede tomar lo imposible y convertirlo en realidad.

"Cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, todo lo que Dios ha preparado para quienes lo aman" — 1 Corintios 2:9.

Lección: La visión de Dios brinda dirección y propósito a tu vida. Sin ella, corres el riesgo de estancarte y de vagar sin rumbo. Confía en la visión de Dios, incluso cuando parezca imposible, y deja que Él guíe tus pasos tal como lo hizo con Abraham.

Paso de acción: Hoy, tómate un momento para reflexionar sobre el camino de fe de Abraham. Pregúntate: ¿Hay áreas en tu vida en las que Dios te ha dado una visión, pero te resulta difícil creerla porque parece imposible? Lleva esas dudas ante Dios en oración. Pídele el coraje para dar el siguiente paso, incluso cuando no veas el panorama completo.

¿Qué pasos radicales podemos dar tú y yo con la sabiduría de Dios?

Comprométete con la obediencia radical, tal como lo hizo Abraham. Escribe cualquier promesa o visión que Dios haya puesto en tu corazón y confía en que Él las cumplirá en Su tiempo. Recuerda, la visión de Dios para tu vida es mayor que cualquier cosa que puedas imaginar; da un paso de fe y observa cómo Él la hace realidad.