Salmo 37: Consejos para vivir con sabiduríaMuestra
No te compares con el impío y el injusto
No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán (Salmo 37:1-2).
El justo pudiera sentir envidia y aun perder la paz (impacientarse) con motivo de observar que al injusto e impío le va bien. Este es un llamado a mantener la calma y evitar exasperarse a causa de la prosperidad del impío.
Impacientarse es preocuparse, tener el corazón ardiendo, echando humo, enfadado. Este tipo de ofuscamiento es dañino e innecesario. “Es tan tonto como perverso lamentarse o tener envidia de la prosperidad de los demás. Ya sean piadosos o impíos, Dios es el dispensador de la bondad que disfrutan; y, con toda seguridad, tiene derecho a hacer lo que quiera con los suyos. Sentir envidia en tal caso, es acusar la providencia de Dios” (Clarke).
Esta misma preocupación la tuvo el salmista Asaf: En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos (Salmo 73:2). Asaf, entonces, entró en contradicción. Sabía que Dios era bueno… con Israel y con los limpios de corazón (Salmo 73:1), pero también parecía que Dios era bueno con los arrogantes y con los impíos. Esto le parecía muy injusto a Asaf, y esto hace que por poco tropezara y cayera. Y que aun su corazón se llenara de amargura: Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas (Salmo 73:21).
Asaf vio la misma evidencia preocupante que muchos vemos todos los días (injusticias y maldades de quienes en apariencia prosperan). Mucha gente no puede negar que Dios es bueno con ellos; pero también parece que Dios es bueno – quizás demasiado bueno – con los arrogantes, los malvados y los impíos. Entonces se puede estar tentado a envidiar a los impíos y su prosperidad. El justo, entonces, podría preguntarse: ¿cuál es la recompensa de la piedad?
Uno pudiera conjeturar: Si Dios tiene el control de las cosas, los planes de los malvados deberían fracasar. Incluso deberían ser castigados abiertamente. Solo los piadosos deberían prosperar. Pero eso no es lo que veía Asaf, y tampoco es lo que nosotros observamos algunas veces. Vemos a los sinvergüenzas hacerse ricos. Las personas completamente degeneradas, como los músicos de rock o las estrellas de cine particularmente viles, son bien pagadas y son buscadas. Incluso los delincuentes se enriquecen vendiendo sus historias de crímenes” (Boice).
El poder de una perspectiva alineada a la Palabra de Dios.
Pero, ante esta situación, David nos dice con sabiduría: No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán (Salmo 37:1). David argumenta con sabiduría, que la prosperidad experimentada por los que hacen iniquidad es solo temporal, aparente, engañosa y efímera. El pasto es verde durante una temporada, y al igual que la hierba, se secarán rápidamente.
Un cambio de perspectiva al entrar en contacto con Dios.
Asaf mismo llega a la misma conclusión que el rey David: Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores (Salmo 73:17-19).
La crisis parecía intensificarse para Asaf, hasta que entró en la casa del Señor. Allí obtuvo una perspectiva correcta sobre su problema que no tenía antes. Allí pudo ver las cosas desde el punto de vista de Dios, y pudo comprender el fin de ellos. En Dios, en oración, alabanza y adoración, en meditación de su Palabra, nuestra perspectiva se ajusta con sabiduría, y nuestro entendimiento adquiere la percepción espiritual correcta; para ver más allá de lo temporal, aparente y cotidiano. Este es uno de los grandes propósitos de Dios al establecer un lugar (su casa, su santuario) donde su pueblo venga a encontrarse con Él.
Más que sentir envidia de los hombres malvados, deberíamos verlos con horror por el futuro que les espera y aversión a causa de su maldad.
Por otra parte, es importante aprender a confiar en la justicia divina. Los malignos serán talados, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra (Salmo 37:9).
El salmista nos invita a considerar el destino del malvado: pues dentro de poco no existirá el malo; sí, buscarás con diligencia su lugar, y no estará (Salmo 37:10). A pesar de que el mal pueda parecer triunfante por un tiempo, tarde o temprano Dios hará justicia. En contraste, los mansos, los que confían en Dios y buscan su voluntad, heredarán la tierra, y se deleitarán con abundancia de paz (Salmo 37:11).
Acerca de este Plan
El Salmo 37 ofrece sabiduría para tiempos de injusticia. ¿Cómo podemos mantener la fe cuando los malvados prosperan? ¿Cómo gestionar las acciones de los malvados? Este Salmo acróstico de David aconseja paciencia y confianza en Dios ante la aparente prosperidad de los malhechores. El texto aborda temas como lo efímero del éxito impío, la herencia eterna de los justos y la importancia de deleitarse en el Señor. El Salmo 37 fomenta una perspectiva eterna, más allá de lo temporal.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/