Orando como JesúsMuestra

Protección divina

(no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal…)

Las tentaciones pueden ser diversas y en diferentes áreas, hay tentaciones físicas, emocionales y espirituales. Todas tienen un elemento en común: son atractivas.

Entre las tentaciones físicas podemos mencionar comer en exceso, los vicios, las tentaciones sexuales, la pereza, entre otras. Entre las emocionales están ser dominados por los sentimientos como la ira, la tristeza, los efectos del estrés, las consecuencias de la baja estima etc. y dentro de las espirituales se encuentran el juicio contra otros, la soberbia o altanería de creernos mejores que los demás, la hipocresía religiosa, etc.

Pueden existir muchos tipos de tentación, pero algo es cierto, en más de una ocasión hemos cedido ante alguna de ellas. Lo difícil de todo esto, es que la tentación es solo el preámbulo del pecado, en otras palabras, antes del pecado, está la tentación.

Por eso es importante contar con la ayuda de Dios para no entrar en la tentación y luego pecar. El pecado trae culpa, dolor, consecuencias negativas y condenación. Pero, que bueno que contamos con un Dios a quien podemos acudir en los momentos de tentación.

Muchas personas le atribuyen poderes sobrenaturales al enemigo, pero el mayor daño que nos puede hacer es tentarnos para que pequemos a través de mentiras, fue lo que hizo con Adán y Eva, con Judas, con el mismo Jesús. Sin embargo, Jesús no creyó sus mentiras y venció.

Cuando te enfrentes en el futuro contra la tentación o el enemigo, recuerda que Dios es más grande que ambos, que está de nuestro lado, y que nos ama como un Padre incondicional. Él está dispuesto a ayudarnos, pero depende de nuestro compromiso con una vida de oración continua, el confiar cada día más en esa ayuda de nuestro Dios Todopoderoso.

Conclusión

Todo lo que hemos aprendido, puede resumirse en unos 5 o 10 minutos de su día, de hecho, hay oraciones que duran menos que eso.

Es el hábito de hacerlo diariamente lo que hace nuestra oración efectiva. Al final, no es tan importante la respuesta de Dios, cómo el tiempo que podemos pasar a solas con Él. Te animo a que lo intentes. Comienza con 5 minutos diarios, en poco tiempo estarás dedicando cada vez más tiempo a estar con tu Padre y Rey.