Orando como JesúsMuestra

Perdón divino

(Y perdónanos nuestras deudas…)

Jesús cumplió Su misión a través del perdón de pecados. En la ley dada por Dios a Moisés, se establecía que, si alguien pecaba debía ofrecer un corderito en sacrificio para que ese pecado fuera cubierto por la sangre del animal.

En la ley, solo era perdonado el pecado de quien voluntariamente se acercaba al templo a ofrecer su sacrificio. De igual forma con Cristo, solo es perdonada aquella persona que voluntariamente se acerca con arrepentimiento genuino a Él.

Pedir perdón por nuestros pecados en oración, nos mantiene en una constante actitud de arrepentimiento. Como seres humanos pecamos todos los días, por lo tanto, todos los días necesitamos del perdón que hay en Jesús.

Jesús no nos salva de la condenación eterna. Bíblicamente, todo aquel que no se arrepiente de sus pecados es condenado a vivir eternamente lejos de Dios. Entonces, la condenación eterna es solo el resultado del pecado en nosotros.

Jesús nos salva del poder del pecado que nos lleva a esa condenación. Esa es la salvación que nos ofrece, vencer al pecado y disfrutar ser libres de su atadura para tener una buena vida aquí y en la eternidad.

Pedir a Dios que nos perdone en nuestro tiempo de oración, es esencial para sentirnos en paz con Él, libres de culpas y remordimientos innecesarios que solo provocan amargura y tristeza.